El abuso de un agente sobre una prostituta destapó la operación Carioca en Lugo

José Fernández LUGO / LA VOZ

GALICIA

Acudió a su casa y la obligó a tener relaciones, tras mostrarle su arma

02 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Se destapó la caja de Pandora. Desde primeras horas de la mañana de ayer, unos ochenta abogados tienen en su poder un disco duro nada menos que con 161 tomos relativos a la operación Carioca. La jueza levantó el secreto del sumario. Una gran trama no solo policial, sino también administrativa quedó al descubierto. Según los testimonios de numerosos testigos, mandos de la Guardia Civil mantuvieron relaciones sexuales con las empleadas de los clubes prometiéndoles regularizar o prolongar su estancia en España. Además, supuestamente facilitaron información privilegiada a los proxenetas, que estaban al corriente de los movimientos policiales.

Uno de los guardias implicados es el cabo Armando Lorenzo Torre, que estuvo encarcelado más de un año y que actualmente se encuentra en libertad, residiendo fuera de Galicia por imposición de la jueza. Según recoge la instrucción, en diciembre del 2008 participó con otro compañero en una redada en el club de alterne Las Sirenas, de Castro de Rei.

El cabo conoció allí a una de las empleadas, a la que le pidió su número de teléfono móvil. Con el paso de los días comenzó a llamarla, incluso muy temprano, a pesar de que la mujer se encontraba descansando, después de trabajar toda la noche. El agente siguió insistiendo con las llamadas con el ánimo de verla personalmente, ante lo cual la joven le explicó el problema a la encargada del club y le pidió consejo. La controladora del establecimiento le dijo que accediese a las pretensiones del guardia, porque este era jefe de Extranjería y la iba a ayudar concediéndole los papeles necesarios para estar en España sin ningún tipo de problema durante bastante tiempo

Varios días después de haber entablado contacto con esta joven brasileña, el guardia acude, según el testimonio de esta, al lugar donde residía, en una céntrica calle de Lugo. Al llegar al piso, el agente sacó su pistola y la puso ostentosamente sobre la mesa del salón. La joven, atemorizada, accedió a mantener relaciones con él. La afectada denunció los hechos y contó con todo lujo de detalles cómo era el arma del guardia y qué tipo de relaciones sexuales tuvo que mantener. Ese fue el comienzo de la investigación, en diciembre del 2008. Posteriormente, los múltiples documentos y testimonios que van apareciendo en la investigación reflejan que el cabo presuntamente mantuvo este tipo de comportamientos con otras mujeres, y que otros agentes también hacían lo mismo con las jóvenes que venían a trabajar a los clubes de Lugo. En caso de que no aceptasen satisfacer a los agentes terminaban siendo expulsadas, y si lo hacían recibían premios: la vista gorda a su residencia ilegal o incluso la legalización de su situación en el país.

Tras 9 meses de investigación, el cabo fue encarcelado, en octubre del 2009, y en las semanas posteriores cayeron José Manuel García Adán, que regentaba el club Queens y sigue encarcelado, así como otros colaboradores de este proxeneta. Entre los 100 imputados hay agentes locales, guardias civiles y policías nacionales.