«Siempre me gustó saber más, para no quedar desfasado»

Patricia Blanco
P. blanco REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Antonio ya va por su quinta carrera y a Brunhilde Rasser le encanta aprender

27 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

«Para aprender, nunca es tarde». Ni con cuarenta, ni prejubilado, ni jubilado. La vida corre, pero es uno mismo el que ha de moverse para no estancarse. Mantener la mente en un estado de atención continua, adaptada y personalizada a cada uno, es uno de los logros de estos estudiantes.

Antonio Espiñeira: Graduado social, Derecho, Políticas, Sociología y, ahora, Psicología.

Antonio Espiñeira, nacido en Aranga e inspector de Policía Nacional en segunda actividad, siempre le dice a su mujer que no va a hacer «nada más». Y «nada más» significa «otra carrera». Va por la quinta, todas a través del centro asociado a la UNED de A Coruña y, por tanto, no en un programa específico para mayores. Espiñeira tiene 64 años y tres «elementos» a los que dar gracias: «Deus, por darme capacidade; os meus pais, por mandarme á escola, e a miña muller, por apoiarme».

Siendo «mayor», como él dice, hizo el graduado escolar (año 1976) y después BUP y COU. «O que máis me gusta é o saber, aprender», dice. Pasa del gallego al castellano, se le ve jovial, risueño. En 1981 inició la diplomatura de Graduado Social. Sabido lo sabido, sonríe y dice: «Fixen Graduado Social porque pensei que non tería capacidade para Dereito», licenciatura que siempre le había gustado. Tanto que la inició siete años más tarde, a los 42, incluyendo dos de práctica jurídica en Plasencia. En su haber tiene también un doctorado y la prueba de suficiencia investigadora superados. Comenzó Políticas en 1996; Sociología en el 2006; y, en el 2010 (está en primero), Psicología. En esta se matriculó, en parte, porque le interesaba saber cómo eran los grados. ¡Y le queda aún la espinita de la medicina!

En la UNED de A Coruña, Antonio es casi de la casa. Cada vez hay más jóvenes, también en su clase. Le gusta. Dice que lo tratan «moi ben», que se acercan y le preguntan. «Cando estou con eles, síntome un máis da súa idade, aínda que cando chego a casa e me miro ao espello, levo o susto», bromea.

Las tutorías le permiten llevar los temas preparados. Al estudio le dedica el tiempo que puede y aprovecha los ratos, porque también le gusta estar con la familia. Y la agricultura. Tiene además experiencia como alumno en la Universidad Sénior, donde incluso dio alguna clase sobre violencia machista. Cuando corrían los ochenta y la informática era casi desconocida, él hizo dos ciclos de formación profesional sobre el tema, con jóvenes de 17 años: «Siempre me gustó saber más, para no quedar desfasado, en el último vagón de la cola». Se lo recomienda a jóvenes y a mayores. «No nos podemos quedar atrás, tenemos que evolucionar con los tiempos».

Brunhilde Rasser: La esencia de la Universidad Sénior.

En el campus herculino de la Universidad Sénior de A Coruña dicen de Brunhilde Rasser, nacida en la entonces Alemania oriental, que encarna la esencia de este programa formativo. «Siempre te quedan ganas de seguir hablando con ella». A sus 68 años, está en el cuarto y último curso. «Con entusiasmo e ilusión, porque es muy gratificante y he aprendido mucho», señala ella. Complementa sus calificaciones con trabajos y talleres. «Uno nos ha acercado mucho a personajes como Rosalía de Castro». El otro es Nuestro continente, nuestra cultura.

Cuando Brunhilde vio que su nieta ya no la «necesitaba tanto», se apuntó en la Universidad. «Ampliar conocimientos siempre me gustó. No pienso parar y puedo anotarme como oyente en todos los cursos, pero lo que quiero es ampliar, no repetir». La filosofía le sorprendió «y la docencia es excelente».

Afincada hace 36 años en A Coruña, de donde es su marido, dice, en un español perfecto, que la integración es cosa de «buena voluntad». A su esposo le llegó la «famosa morriña» en Alemania ?donde se conocieron? y se vinieron. Ahora estudia y le va bien: «Para mantener la salud mental hay que trabajarla.»