«Pensei que desta non saía»

Marta valiña CARBALLO / LA VOZ

GALICIA

Un marinero de Camelle se salva a nado de un naufragio

18 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Aunque suene a tópico, si en algo coincidían ayer los vecinos de Camelle es en que Manuel Pérez Pérez volvió a nacer. Él lo resumía con retranca: «Libreime dunha boa». Le ayudó la suerte, pero sobre todo su experiencia en el mar, su buena forma física y una envidiable sangre fría. Y valor, mucho valor.

De lo contrario no se entiende cómo fue capaz de evitar una muerte segura y mucho menos cómo logró llegar a casa sin ningún rasguño. No se libró del susto, pero, como él dice, al menos puede contarlo. Y lo hace restándole importancia, como si nadar entre las rocas y las bravías olas de la Costa da Morte fuese algo habitual. A él no le quedó más remedio. Tuvo que hacerlo cuando un golpe de mar volcó su lancha, la Josefina, y él se quedó atrapado debajo, enredado entre las nasas que había ido a recoger, convencido de que a los 46 años le había llegado el momento de la muerte.

Se encontraba en la peligrosa zona de Ataín, entre Laxe y Traba, a escasos cien metros de los acantilados, cuando una ola lo cogió desprevenido. «Non sei que pasou, todo ía ben e o mar estaba moi tranquilo, pero de súpeto chegou unha onda sen xeito e perdín o control, a lancha envorcou e eu quedei debaixo, enredado e cun pé atrapado nas 30 nasas que xa tiña a bordo», explicó Manuel. Cuando consiguió liberarse -«aínda non sei de onde saquei as forzas», dice- se subió a la quilla con la esperanza de que, tarde o temprano, alguien pudiese rescatarle. Sin embargo, una nueva ola lo tiró al agua y fue entonces cuando este vecino de Camelle, que se embarcó por primera vez a los 13 años, supo que no le quedaba más remedio que nadar. «Estaba cerquiña da costa, pero nunha zona con moitas rochas, así que tiven que ir esquivando as rompentes», cuenta. Se dirigió hacia una pequeña cala y desde allí, ya andando, buscó a un hombre al que horas antes, al comenzar su jornada, había visto pescando en la zona. «Tiña que buscar alguén para pedirlle axuda e cando o atopei foi el o que chamou por teléfono a todo o mundo», añade Manuel.

De inmediato se presentaron en la zona muchos vecinos de Camelle y la cofradía de la localidad avisó por radio, por lo que numerosos barcos y lanchas se acercaron para intentar recuperar la Josefina, la embarcación de seis metros de eslora que Manuel compró hace ocho años. Finalmente fue la Salvamar Altair, de Salvamento Marítimo, la que, con ayuda de los vecinos, recuperó la lancha, completamente destrozada. «Non serve para nada, pero polo menos podo contalo, porque durante todo o tempo pensei que desta non saía», explica Manuel, quien también agradece al azar que su mujer, Marta, no fuese con él. «Normalmente traballa comigo, pero onte tiña que ir ao médico, así que non veu», recuerda. Y salvó su vida. Igual que Manuel, que ya piensa en volver al mar.