Una semana inquietante para el futuro de Galicia

Gonzalo Bareño Canosa
gonzalo bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

07 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

En plena crisis, y con cuatro millones y medio de parados, las buenas noticias para España y para Galicia son una especie en vías de extinción. Pero dentro de ese escenario desolador, la semana pasada ha sido una de las más negativas para los gallegos en lo que a novedades informativas se refiere. Las sensaciones inquietantes se iniciaron el martes, cuando el ministro de Fomento, José Blanco, dejó una frase que no augura nada bueno. «Yo he comprometido mi palabra con el AVE gallego, he comprometido mi firma con el AVE gallego y hoy, ante todos ustedes, quiero comprometer mi cargo con el AVE gallego». Si el máximo responsable de que la alta velocidad llegue a Galicia, aunque sea con 25 años de retraso respecto a otras comunidades, tiene que echar semejante órdago para conseguirlo, es que que las cosas no están tan claras como parecían.

El ministro, que mide cada día más sus palabras, utilizó una alambicada fórmula para situar el problema: desmentir la campaña contra el AVE gallego de la que hablaba un diario, pero anunciar al mismo tiempo que existe una campaña contra el AVE gallego. Fuentes del PSOE aseguran que Blanco apunta a determinados y poderosos sectores económicos que tratan de impedir que se licite un contrato de más de 6.000 millones de euros para la alta velocidad gallega.

Pulso por el AVE

Pero es obvio que hay algo más. Un ministro no responde con su cargo frente a una campaña mediática, sino ante el Gobierno del que forma parte. Y Blanco teme que esos sectores poderosos puedan acabar influyendo en el propio Ejecutivo. El pulso que mantiene el titular de Fomento en torno al AVE gallego es grave, porque nunca antes un ministro de Zapatero había amenazado con dejar su cargo.

Pero a la inquietud sembrada por Blanco el martes se unió el viernes una muy mala noticia para la Xunta. El Constitucional suspendió la aplicación del catálogo de medicamentos, lo que deja al Ejecutivo gallego sin un arma crucial para hacer frente a la crisis. La decisión del alto tribunal estaba cantada y por eso se comprende mal que desde la Xunta se siguiera dando por seguro un acuerdo con el Gobierno que este nunca quiso, e incluso se pusiera en duda que el recurso estuviera ya en la mesa del Constitucional. Sanidade optó por un optimismo injustificado que no ha conducido a nada, en lugar de puentear a Leire Pajín, que nunca estuvo dispuesta a pactar, y tratar de negociar directamente con Rubalcaba o el propio Zapatero.

Si a las dudas sobre el AVE y al mazazo al decreto del medicamento se une el incierto futuro de la caja gallega, se concluye que Galicia se juega estos días su futuro económico. Algo en lo que no solo Blanco sino también alguna otra ministra gallega debería empeñar su cargo en lugar de mirar para otro lado.