El embajador cerca de la Santa Sede será relevado en primavera
17 feb 2011 . Actualizado a las 04:21 h.«He cumplido los cometidos que me encomendó en su momento el presidente del Gobierno, y ahora toca dejar paso a otras personas, aunque yo sigo dispuesto a prestar mis servicios en aquel lugar en el que se entienda que puedo ser más útil a mi país». Así se expresó ayer el embajador de España cerca de la Santa Sede, Francisco Vázquez, al ser consultado sobre la posibilidad de que sea nombrado defensor del pueblo una vez que se sabe que abandonará su actual cargo en las próximas semanas.
Su nombramiento está pendiente de un acuerdo de amplio calado entre el PP y el PSOE. En principio, su nombre suscita el consenso necesario para contar con las tres quintas partes de los votos necesarios para conseguir su ratificación por el Congreso de los Diputados, aunque la designación definitiva está pendiente del pacto entre los dos grandes partidos políticos para desatascar la renovación de otros órganos, como son los casos de dos magistrados del Tribunal Constitucional y algunos de los representantes del Tribunal de la Competencia, entre otras instituciones.
Francisco Vázquez confirmó ayer que el relevo en el Vaticano planteado por el Ministerio de Asuntos Exteriores «entra dentro de lo previsto desde hace semanas». El embajador coruñés indicó que la petición le fue notificada de forma oficial por el Gobierno «hace unos días», aunque, aclaró, estaba pactada con el presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, desde el pasado mes de noviembre. «El presidente y yo lo hablamos en Barcelona, con motivo de la última visita del papa Benedicto XVI a España, donde me explicó el calendario y su plan para realizar el relevo a lo largo de estos primeros meses del año».
Vázquez acepta de buen grado un relevo que no condiciona su futuro, que parece encaminado a ocupar la vacante de defensor del pueblo que ha dejado libre Enrique Múgica tras cumplir los dos mandatos de cinco años que fija la ley como máximo.
Vázquez será sustituido por María Jesús Figa-Palop, que fue subsecretaria del Ministerio de Asuntos Exteriores desde el 2007 hasta la última remodelación de Zapatero, en la que destituyó a Miguel Ángel Moratinos para reubicar a Trinidad Jiménez tras su derrota en las primarias socialistas de Madrid.
El Gobierno español tramitó la solicitud del plácet para María Luisa Figa «hace unos días», según confirmaron fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores, dentro del plan de renovación de titulares de varias embajadas españolas en todo el mundo.
En el caso del Vaticano, el proceso burocrático de aceptación de la nueva embajadora es más largo de lo habitual y puede tardar hasta un mes en ser visado de forma positiva por las autoridades competentes del pequeño Estado.