Un capo con intereses en Galicia tenía de vecinos a Ronaldo y a Mourinho

Julio Á. Fariñas REDACCIÓN/LA VOZ.

GALICIA

Nicolás Rivera vivía en una urbanización de lujo en Madrid y poseía casa en Vigo, puerto usado por su organización

27 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Vivir a 15 minutos del centro de Madrid en La Finca, quizás el más selecto, exclusivo y seguro conjunto residencial de España, es un lujo que no está al alcance de cualquiera. Entre los inquilinos de esta jaula de oro promovida por el propietario del restaurante madrileño Zalacaín y diseñada por el estudio A-Cero, fundado en A Coruña por el arquitecto catalán Joaquín Torres, se cuentan entre otros famosos Ronaldo, Mourinho, Raúl, Kaká y Alejandro Sanz. Allí también tenía su domicilio familiar Francisco Correa, antes de su traslado forzoso a la prisión de Valdemoro por el caso Gürtel.

Todos ellos y otros vips de menos caché, pero también amantes de la seguridad y de la privacidad, las dos características más cotizadas de La Finca, hasta el pasado 3 de septiembre eran vecinos de Nicolás Rivera Gámez, el gran capo, el de más nivel capturado en España en un cuarto de siglo de lucha contra el gran tráfico de cocaína, que fue detenido por orden de un juzgado vigués en la operación Guadaña. Por esa residencia en el número ocho del paseo de los Lagos, Nicolás Rivera pagaba una renta de 12.000 euros al mes, siempre en efectivo y por adelantado. Pero no era la única de la que disponía en Madrid. Tenía otras cuatro más, dos en la calles Hiedra y Begonia de La Moraleja, otra en el número 5 de la calle Machaquito, en Parque Conde Orgaz y un apartamento en la calle Lagasca. Todo ello en régimen de alquiler.

Fuera de Madrid, Rivera Gámez, según él mismo reconoció ante la juez viguesa Belén Rubido, se alojaba en pisos de su propiedad en Puerto Madero (Buenos Aires), Londres, Ciudad de México y Vigo, principal puerto desde el que operaba su organización.

En sus desplazamientos por carretera se movía en un Rolls Royce, un Porche y dos Mercedes deportivos, que tenía en renting . Según la declaración policial prestada el pasado 17 de septiembre por un ex piloto de Air Comet, en la actualidad consejero delegado de una empresa de alquiler de coches de alta gama, a Rivera Gámez le alquilaron tres Porches, dos Mercedes y un Maserati, por los que pagó un total de 50.000 euros, «en efectivo». Todo ello, según declaró el cliente, para pasear a sus hijas cuando venían a Madrid. Este testigo dijo saber que su cliente tenía también dos BMW, dos Ferrari, un Aston Martin, un Bentley y tres Harley Davidson.

El pasado 3 de septiembre, cuando fue detenido, se disponía a salir hacia Mónaco, con Lupita -su mujer- y sus hijas. Ellos iban a viajar en avión, pero por carretera se desplazaría Ignacio -su joyero privado- con el Rolls, para pasearlos por el Principado. De allí los llevaría a Suiza para dejar a las niñas en un internado.

«Comerciante»

Los gastos corrientes de Nicolás Rivera andaban por los 60.000 euros mensuales. Cuando la jueza le preguntó a qué se dedicaba para tener tanto dinero, sin inmutarse dijo que era «comerciante» y que vive «de las rentas de México».

¿Cómo le llega el dinero desde México?, quiso saber la jueza. Nicolás le explicó que «en efectivo» y que se lo traen a su casa personas que se dedican a eso.

A pesar de las evidencias que le pusieron de manifiesto -seguimientos policiales y conversaciones telefónicas intervenidas en las que concertaba citas en Vigo con alguno de los gallegos detenidos en esta operación-, Nicolás Rivera no admitió relación alguna con los 1.600 kilos de cocaína incautados en Buenos Aires ni con los 1.750 interceptados en Brasil, en ambos casos ocultos en contenedores con manzanas destinados a España. Ello no impidió que la jueza decretase su prisión incondicional.

En la actualidad, el paradigma de los nuevos capos deshoja la margarita sobre su futuro en la prisión de León, después de haber pasado varias semanas en un módulo especial de A Lama, en Pontevedra.