Aislados por la nieve y un socavón

Marta Vázquez Fernández
Marta Vázquez OURENSE/LA VOZ.

GALICIA

Una vecina de Calvos de Randín estuvo dos horas atrapada en su coche debido a la intensa nevada en el desvío habilitado por el desplome de una calzada hace 9 meses

02 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Vivir en la zona rural se vuelve mucho más duro cuando llega el mal tiempo. Lo saben bien muchos vecinos de innumerables localidades de Galicia, pero estos días lo sienten especialmente los vecinos de la pequeña aldea de Vila, en el municipio ourensano de Calvos de Randín, a los que la primera nevada de la temporada ha dejado aún más aislados de lo que ya estaban.

Todo comenzó hace nueve meses, cuando un fuerte temporal de lluvias provocó la crecida del río y con ella el derrumbe de una carretera, la que comunica varios pueblos con la cabecera de la comarca. Desde entonces, la vida de los lugareños se hizo algo más difícil ya que para acceder a sus casas debían dar rodeos de 14 kilómetros o atravesar caminos vecinales. Así hasta que el Concello buscó una solución de emergencia, habilitando un desvío paralelo a la calzada desplomada, y muy cercana al río, para facilitar el tránsito a las aldeas.

Pero no fue suficiente. Ayer, una vecina de Vila que acudía al médico vio cómo su coche patinaba y quedaba atrapado en medio del desvío debido a la intensa nevada de los últimos días, y a que nadie ha hecho nada por limpiar la carretera pese al fuerte temporal. Indignada e impotente, no tuvo más remedio que llamar a su marido para que fuese a ayudarla.

Dada la imposibilidad de recurrir a máquinas quitanieves o a vehículos municipales, a Carmen Valencia y a su esposo, Manuel Salgado, no les quedó más remedio que echar mano de métodos más tradicionales y ponerse ellos mismos a limpiar la carretera. De otra manera no podrían sacar el coche de allí. Y así, azada en mano, Manuel tuvo que retirar él mismo la nieve del camino, tarea en la que invirtió dos horas y con una temperatura de dos grados. Finalmente pudieron sacar el coche, pero empujándolo y gracias a la ayuda de otro vecino que pasaba por allí en ese momento.

Indignados

«Estamos indignados co que está pasando», aseguraba Carmen Valencia, quien llena de rabia no dudó en tildar a los políticos de «incompetentes» por no haber arreglado el socavón en todos estos meses. «Eu teño que saír todos os días para ir ao médico e co camiño neste estado non se pode pasar; alguén debería facer algo porque xa está ben», clamaba, mientras culpaba al alcalde de la localidad, Aquilino Valencia, de haber desoído todas las peticiones realizadas en los últimos meses para que se le diese una solución definitiva al problema.

«Non quero pensar o que podería pasar se algún de nós necesitase unha ambulancia de noite», se preguntaba mientras lamentaba que pueblos pequeños como el suyo, en el que apenas residen una decena de habitantes, sean siempre las víctimas de las consecuencias de los desastres meteorológicos. Primero las lluvias, y ahora la nieve.

«É certo que somos poucos veciños pero nunha aldea aí ao lado están na mesma situación e nós tamén temos dereito a ter servizos como os demais», recordaba la afectada, quien ya se resigna a pasar las próximas semanas, al menos mientras dure el mal tiempo, realizando largos desplazamientos para poder llegar a su casa.

Tanto ella como su marido saben que volverá a nevar y que sus vidas serán a partir de ahora un poco más duras. Eso hasta que alguien por fin tome cartas en el asunto.