El temporal destapa un cachalote enterrado en abril en Marín

Marcos Gago Otero
Marcos Gago MARÍN |

GALICIA

El Concello retiró los restos del cetáceo, que hace ocho meses decidió sepultar en una playa al no poder acceder entonces al lugar donde varó el animal

24 nov 2010 . Actualizado a las 12:47 h.

Casi ocho meses le ha llevado al Ayuntamiento de Marín conseguir retirar de una de sus playas un cachalote de varias toneladas de peso y que encalló a principios del pasado abril. El cetáceo llegó a la ría pontevedresa, en avanzado estado de descomposición, empujado por el oleaje de un temporal. Como no existe ningún protocolo de rescate en la ría, Concello y vecinos vieron, sin capacidad de reacción, cómo el animal acabó encallando en la playa de A Coviña, una pequeña cala marinense.

El cachalote no pudo haber escogido un arenal peor. Sin acceso para vehículos por tierra, entre acantilados y rodeado de agua por sus costados, la operación de rescate se antojó complicada y en primavera se demostró imposible. La única ventaja es que no había casas cerca, por lo que ninguna familia se vio afectada por los nauseabundos olores que desprendía el cadáver.

Pilar Blanco, edila de Medio Ambiente, estudió con la Cemma (Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños) las alternativas para el operativo de retirada del enorme animal. No se podía hacer por tierra ni por mar, por lo que la única opción fue enterrarlo en la propia playa y aplicarle un producto químico no contaminante que acelerase la descomposición del cetáceo.

Así se hizo, pero también quedó patente que el lecho pedregoso de A Coviña no dejó hacer la tumba con la profundidad adecuada para garantizar que el problema no volviese en un futuro.

El fuerte oleaje causado por las mareas vivas de los temporales de octubre acabó por desenterrar la mole, y con esta circunstancia se volvió a plantear el problema. Concello y Cemma buscaron otra solución. Como el volumen del animal había decrecido algo, se pensó en esperar a la mejor bajamar de estas semanas para poder acceder hasta A Coviña. Mientras tanto, los restos fueron atados a las rocas de forma que no volviesen al mar y causasen más problemas.

Un equipo de seis personas participó ayer en la retirada definitiva de las dos toneladas de masa informe en que se había convertido el cachalote. Los restos fueron empujados por una pala, que tuvo que adentrarse un poco en el agua desde la cercana playa de O Santo. Una vez en el cazo, los operarios lograron transportarlos hasta la rampa de O Santo y de allí a un camión de la Xunta. Ahora al cetáceo le espera la incineración, mientras que el Concello propone que la Fegamp arbitre un protocolo con la consellería.