El telepeaje deja vacías las autovías de la región norte de Portugal

La Voz

GALICIA

Cientos de conductores sufren atascos de 30 a 45 minutos en una vía por la que se tarda el doble que por la A-28

29 oct 2010 . Actualizado a las 11:39 h.

Portugal está reviviendo un problema que había solucionado hace quince años. Su antigua carretera N-13, que une Valença y Oporto, se ha vuelto a convertir en una sucesión de colapsos de tráfico a lo largo de gran parte de los 140 kilómetros que separan la frontera gallega con la segunda ciudad portuguesa. Miles de conductores han vuelto a utilizar el lento vial para huir desde el pasado día 15 de los peajes impuestos a lo largo de la autovía A-28 que cruza en paralelo todo el norte del país.

Cada uno de los enclaves urbanos ubicados en las márgenes de la carretera nacional se han convertido en una auténtica trampa, en la que se ven paralizados en atascos de entre media hora y tres cuartos cientos de conductores, tanto a primera hora de la mañana como al final del día, con los desplazamientos de los trabajadores a sus empleos y residencias, pero que ya se han producido también los fines de semana. El pasado domingo, Póvoa de Varzim, Vila Real, Esposende y la propia entrada de Oporto vivieron durante horas espectaculares atascos de tráfico, que se espera que se vuelvan a reproducir este fin de semana y especialmente el lunes, festivo también en Portugal.

Una llena y otra vacía

Fuentes policiales lusas estiman que algunos tramos de la vieja carretera están registrando en estos días cinco veces más tráfico que antes de la entrada en vigor de los peajes en la autovía del norte. Ese hecho, unido a la existencia de decenas de rotondas, semáforos y limitaciones de velocidad a 40 y 50 kilómetros por hora, y sobre todo a la conversión en mera calle de la carretera a su paso por las localidades que atraviesa aprovechando la pérdida de tráfico desde hace década y media, hacen que el itinerario entre Valença y Oporto por la N-13 se convierta en una odisea de más de tres horas de duración. Por la A-28 requiere solo 1,36 horas.

«La carretera nacional tiene ahora mucho tráfico y la autovía, nada», dice señalando con el mentón la notable falta de coches en el vial de pago la empleada de correos que vende en la gasolinera de Neiva (junto a Viana do Castelo) los dispositivos de telepeaje. En cuatro horas ha vendido doce, mientras asegura tener reservas suficientes para evitar el desabastecimiento registrado en los primeros días. En todo caso, reconoce que hasta mediados de noviembre la policía no impondrá sanciones a los conductores que circulen sin los dispositivos y esté garantizado que todo el mundo ha podido tener acceso a él.

Más policía y uso del metro

Mucha más presión es ejercida por la Guardia Nacional Republicana en la carretera nacional, haciéndose ahora más visible y sancionando la más mínima irregularidad. «Yo no voy a pagar 77 euros por un dispositivo que caduca a los tres meses», dice Alberto González, un ourensano que viaja a Faro con asiduidad y que acaba de preguntar por los detalles del nuevo peaje, optando en su caso por tomar a partir de ahora la autopista A-3.

«Esto a primera hora es una procesión de veliñas, nadie quiere ir por la autovía y todos vienen ahora por la nacional», dice un vecino de Apulia en la estación del metro de Póvoa, que en diez días ha visto crecer su número de usuarios a Oporto en un 5%, según la empresa a causa de los nuevos peajes.