El cangrejo rojo invade Fervenza

Santiago Garrido Rial
S. G. Rial CARBALLO/LA VOZ.

GALICIA

Miles de crustáceos del tipo americano se han extendido como una plaga en el río Xallas, y en la parroquia de Brandomil se han recogido con cubos y trueles

01 oct 2010 . Actualizado a las 10:18 h.

El cangrejo de río americano, o cangrejo rojo, como se le conoce habitualmente, ha ido conquistando España de sur a norte, y ahora culmina su proceso invasor en Galicia, de este a oeste. Su introducción en España se produjo a mediados de los setenta en las marismas del Guadalquivir, y en el territorio gallego se fue extendiendo por el área oriental, el Baixo Miño o el embalse de Cecebre, donde alcanzó la categoría de plaga, como explicaba, en un documentado artículo en La Voz el naturalista Estanislao Fernández de la Cigoña. No obstante, la Costa da Morte, comarca de buenos y muy conocidos ríos trucheros, era uno de los pocos reductos que le quedaban sin conquistar al cangrejo rojo, casi una Armórica ante la invasión americana, que no romana.

Su presencia empezó a notarse en el tramo medio inferior del río Xallas hace más o menos un decenio, como recuerda Francisco Campos, agente zonal del Servizo de Conservación da Natureza, que lleva muchos años pateándose las ribeiras de la comarca arriba y abajo. No obstante, era algo anecdótico: a veces se veían más, y a veces menos, iba por temporadas. Hace unos tres o cuatro años, el aumento sí que se notó. Cuando la presa del embalse de Fervenza se quedó seca, no solo las truchas se quedaron al aire, también centenares de crustáceos que, para muchos, pasaron desapercibidos.

Hace unos dos meses, la abundancia fue tal que casi se podía calificar de plaga. «Como desta vez, nunca. Había tantos que ata marchaban polas leiras arriba», señala Campos. Sobre todo, en la proximidades de la parroquia de Brandomil (Zas), cerca del puente de origen romano, a escasos kilómetros de Brandoñas, en el mismo municipio, y de Orbellido, en Baíñas (Vimianzo), que forman junto a Mazaricos la cola del embalse. En dos de sus afluentes parece que podría estar el nido o madriguera donde habita el poblado de cangrejos.

Esta multiplicación llamó la atención a vecinos y paseantes habituales de la zona, y también a quienes acudían con frecuencia a recogerlos, con cubos o trueles, para comérselos después. Un concejal de Zas los cocinó y probó, y reconoce que «non están mal, pero hai que comelos no mesmo día, non se poden deixar». No solo se han convertido en menú de sibaritas intrépidos (por la novedad, sobre todo), sino de las propias truchas, que ya están notando la influencia del cambio de dieta volviéndose un tanto asalmonadas o rosadas, para perplejidad de los pescadores del embalse y gozo de las garzas sobre Fervenza que, a su vez, dan continuidad a la cadena trófica.

José Mira Turnes, presidente de la asociación de pescadores Río-Mar, veterano practicante y buen conocedor de los cauces de la zona, solo tiene sospechas sobre su llegada a la Costa da Morte. «Dende a Administración dinnos que non sementaron nada, así que unha posibilidade é que sexa o froito dos cebos vivos que usaban algúns pescadores». El sobrante lo tiraban, y ahí se quedaron.

Ya se han visto algunos en el embalse de Santa Uxía, en O Ézaro. Cuando abran la cascada, el cangrejo rojo habrá alcanzado el mar occidental.