Las dos víctimas de la explosión eran clientes de la pirotecnia ourensana

Pepe Seoane OURENSE/LA VOZ.

GALICIA

El fallecido promovía de modo casi unipersonal un programa de fiestas en el barrio ourensano de Covadonga

31 ago 2010 . Actualizado a las 10:40 h.

Primero fue una pequeña explosión, más suave incluso que la que produciría un petardo. Luego fue una humareda blanca, en forma de hongo, que se disipó en cuestión de minutos. La explosión que sobre las 12,35 horas afectó a una de las casetas del recinto de pirotecnia Josman, en el municipio ourensano de Coles, acabó con la vida de un pariente del actual responsable de la empresa y ocasionó lesiones de gravedad a una segunda persona, de nacionalidad venezolana, que había acompañado al primero de ellos hasta el lugar del suceso.

El origen de la deflagración no está claro. El subdelegado del Gobierno, de hecho, insistió en que había habido un incendio, sin que le constase la explosión. Hizo la declaración Camilo Ocampo instantes después de que el fuego quedase técnicamente extinguido, en la entrada al recinto de la pirotecnia. La Guardia Civil investiga los detalles.

Los bomberos de Ourense acudieron en labores de apoyo, requeridos por la coordinación de emergencias. Su papel se limitó a acabar con el fuego en el recinto de la empresa y evitar que se pudiese propagar, por el alto riesgo que en sí mismas entrañan este tipo de instalaciones, como por la posibilidad de que alcanzase la masa forestal que rodea la factoría.

Aunque el incendio apenas consumió más que papeles, cartón y cañas de las empleadas para las bombas de palenque, los miembros del servicio municipal de extinción de incendios de Ourense permanecieron en el lugar hasta pasadas las cinco de la tarde. A esa hora, quedaban en el recinto técnicos de explosivos y especialistas del área de Policía Judicial de la Guardia Civil. No obstante, según la información oficial de la Subdelegación del Gobierno, el incendio quedó extinguido a las dos y media de la tarde.

De visita

Las víctimas de este suceso corrieron desigual suerte. En teoría no eran trabajadores de la empresa y su entrada, según indican medios próximos a la investigación del suceso, que no descartan ninguna posibilidad, está documentada en el libro de registro de visitas.

Relación familiar

A la hora del siniestro había ocho operarios que estaban trabajando en las distintas instalaciones de la pirotecnia ourensana. Los visitantes acudían, al parecer, para comprar fuegos destinados a unas fiestas en el barrio ourensano de Covadonga. José Manuel Álvarez Costa, de 43 años, el fallecido, era el dinamizador casi unipersonal de la asociación cultural y de la comisión de fiestas de Covadonga. Su presencia tendría como fin gestionar la compra de fuegos artificiales, algo que parecía lógico teniendo en cuenta que el actual responsable de la pirotecnia Josman es cuñado suyo. Según esta versión de los hechos, que se maneja en medios de la investigación sin descartar otras explicaciones, a José Manuel Álvarez lo acompañó desde Ourense Kreimer Ceballos Gómez, de 23 años, de nacionalidad venezolana.

La explosión y el posterior incendio los sorprendió en una de las casetas del recinto en la que, de acuerdo con el subdelegado del Gobierno, no se manejan explosivos. Solo debería haber en ellas las cañas y las varillas de los fuegos.

Dos helicópteros

La primera de las víctimas en ser evacuadas del recinto de la pirotecnia, hasta un lugar próximo donde había aterrizado el helicóptero de urgencias que acudió a la primera llamada de alerta, perdió la vida cuando era trasladado al centro médico Povisa, en Vigo. José Manuel Álvarez había sufrido quemaduras de tal gravedad que no resistió el traslado. Pereció cuando se encontraba en el aire.