Tal es el alarmante paupérrimo nivel de la fertilidad en algunas zonas de Galicia que hasta en ocho municipios -cinco de la provincia ourensana y tres en tierras lucenses- no se registró un solo alumbramiento en todo el ejercicio pasado. Son los de A Teixeira, Beariz, A Porqueira, San Amaro y Gomesende, y Negueira de Muñiz, A Pobra do Brollón y Triacastela. Inmediatamente tras ellos se sitúan otros trece ayuntamientos en los que la expectativa no es mucho mejor y únicamente nació un niño en el 2009: diez están en la provincia de Ourense (Chandrexa de Queixa, Beade, Vilariño de Conso, Lobeira, Punxín, Quintela de Leirado, Larouco, Baltar, San Xoán de Río y Pontedeva), dos en Lugo (O Páramo y Navia de Suarna) y uno en A Coruña (Vilasantar). Pontevedra se salva en ambos registros.
Esto es un indicador más del proceso de creciente abandono de los pueblos del interior, que sufren especialmente Ourense y Lugo, y que señala a la costa y la AP-9 como grandes ejes vertebradores de desarrollo en Galicia.