El compromiso de Blanco con el AVE gallego descansa sobre una premisa que no figura en la literalidad del acuerdo rubricado con Feijoo, pero que el ministro puso en primer plano en la firma del acuerdo. Fomento blindó 4.678 millones y emplazó a la Xunta a sacar la alta velocidad de la disputa política.
Un año después, ese pacto tácito de no agresión sigue en pie, pero con algunas fisuras provocadas por cruces de reproches en momentos puntuales. El último tuvo lugar en mayo, con motivo de las alegaciones ambientales de la Xunta al trazado Lubián-Ourense y de una comparecencia en el Congreso en la que Blanco evitó responder a Francisco Jorquera (BNG) si mantenía el calendario del 2015 pese a los recortes. Feijoo advirtió que vulnerar el pacto sería «un enorme erro económico e político». El tono disgustó a Blanco, que dio calabazas a la petición del presidente de la Xunta de un encuentro entre ambos para la posible incidencia de la tijera en el AVE. En Fomento molesta la actitud de la Xunta, pero eluden polemizar: «Lo que nos interesa es que el AVE llegue en plazo».