«A diputado en Cortes nadie llega regalado y mantenerse es muy difícil, quiero seguir»

La Voz

GALICIA

18 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Congresista a partir de 1989, el popular Arsenio Fernández de Mesa (Ferrol, 1955) no se plantea cambiar de vida cuando concluya, en principio a comienzos del 2012, la presente legislatura, la cual hace ya la quinta en su carrera. «Pese al tiempo transcurrido, no me he cansado en absoluto de trabajar en Madrid por Galicia, mi ciudad y la provincia de A Coruña. Sigo con la ilusión de intentar conseguir cosas para la gente. Este mundo es una lucha continua, pero me resulta más gratificante que la empresa privada», razona.

Preguntado acerca de si en algún instante ha pensado en dejarlo, ufano, replica: «A diputado en Cortes nadie llega regalado y mantenerse es muy difícil. No solo es querer estar, sino poder. Yo lo he conseguido y, aunque no depende de mí ni me cierro a nada, pretendo seguir el camino emprendido. Uno, con 54 años ya, lleva mucho en esto, sí, pero aquí no hay edades», afirma.

¿Momentos cumbre en su dilatada trayectoria? «Por ilusionante -relata- me quedo con el período del 89 al 96, cuando tuve la oportunidad de luchar para contribuir a la presidencia de Aznar desde dentro de su propio equipo. Luego estaba todo por hacer y lo hicimos; Galicia contaba en España por aquel entonces, no como hoy. Y ahora estamos en unas circunstancias similares, sacando adelante otro proyecto también reconfortante: la reconquista». Repasando éxitos y satisfacciones, Fernández de Mesa elude referirse al intervalo 2000-2004, cuando, a modo de «paréntesis» en su rol de parlamentario, se mudó a A Coruña para asumir la Delegación del Gobierno. «La guerra de Irak, el hundimiento del Prestige, las vacas locas? La verdad, aquello fue complicadísimo, coincidieron muchas cosas inesperadas», reconoce.