Además, por la tarde, la madeja se enredó un poco más. Algunos expertos en la materia consultados por este periódico señalan que, viendo la fotografía que este vecino tomó de la piedra desaparecida, da la impresión de que el dibujo es demasiado perfecto como para pertenecer al arte rupestre, por lo que podría tratarse de un grabado mucho más actual. Sin embargo, nadie se atrevía a hablar con firmeza, ya que, tal y como explicaban, una piedra así hay que verla al natural para poder opinar.
Y, por si estos cabos sin atar fuesen ya pocos, ayer también se daba a conocer que hace meses hubo un robo de losas en San Lois. De hecho, se localizó a los autores. Está el caso en manos de la Justicia y el Concello se personó como perjudicado. A este paso, y se mire por donde se mire, el emblemático monte noiés parece condenado a quedarse huérfano de piedras.