La diáspora no quiere recortes en el voto

Agustín Bottinelli

GALICIA

Los gallegos de Buenos Aires cuestionan la reforma impulsada en el Congreso, quieren conservar sus derechos y creen que elegir a cuatro o cinco senadores es «igual que nada»

28 mar 2010 . Actualizado a las 03:00 h.

Si la reforma consensuada hasta ahora por PP, PSOE, PNV, BNG y CiU sigue adelante, los emigrantes ya no votarán ni en las elecciones municipales ni en las autonómicas, y en las generales solo podrán optar a elegir cuatro o cinco senadores que serán los representantes de la emigración en las Cortes. Además, se implantaría el voto en urna en los consulados; el sufragio por correo deberá autorizarse previamente.

La noticia llega a los gallegos residentes en Buenos Aires, y las reacciones son encontradas. Para Adriana Garea, 52 años, nacida en Santiso, algunos cambios le parecen bien: «No poder votar para el alcalde no me parece mal; yo estoy empadronada en un concello muy pequeño y desde aquí puedo cambiar la historia de ese municipio. De hecho, Santiso tiene más residentes fuera que dentro. Si toda la emigración empadronada en Santiso vota cambiamos el destino de los que allí viven». Sin embargo, a Adriana le parece mal que no puedan elegir al presidente de la Xunta; «están avasallando nuestros derechos», reprueba. En cuanto a los senadores, pone sus pegas: «Votar por 4 o 5 senadores es igual que nada». La reforma le merece otras objeciones; así, discrepa del voto en urna, «ya que la emigración aquí es gente muy mayor, tenemos un solo consulado en Buenos Aires y hay que viajar hasta allí». Adriana deja una reflexión: «Me da la sensación de que quieren que el charco sea una separación real. No lo van a lograr; de hecho, tengo a mis dos hijos viviendo allí».

Carmen Prieto, de 71 años, nació en Castro, en el concello ourensano de Taboadela. Casi con enfado asegura: «Yo voy siempre a votar por el partido que a mí me gusta. Está bien que los que vivimos en el extranjero tengamos derecho al voto. Como todo esto no me convence, quizá empiece a votar en blanco. ¿Por qué se traen ese invento ahora?». Tampoco le gusta el cambio en el sistema «porque habrá que hacer colas terroríficas y mucha gente no irá. Para ir a votar al consulado no lo tendría que pensar dos veces, sino diez».

Para Manuel Edreira, 73 años, nacido en Melide, la restricción al voto le merece una dura crítica: «Nos sacaron todo. Me parece una barbaridad. Somos de allí y tenemos derechos. Sé bien lo que ocurre en mi pueblo y voy casi todos los años. Uno sigue siendo gallego en Argentina, Rusia o donde sea. Y uno tiene el derecho a su nacionalidad».

Maruxa Gallardo acaba de cumplir 65 y es oriunda de Esteiro (Muros). «La restricción no me gusta, porque yo sé a quién voto y me preocupo permanentemente por enterarme de lo que está pasando en Galicia y en mi pueblo, arreglen un camino o abran una escuela». Es sí, ve bien la urna: «El deseo de votar lo manifiestas yendo al consulado, te tomas la molestia». En cambio, juzga «poco democrático» que solo se puedan elegir unos senadores.

A sus 69 años, Benito Fernández, de Xinzo, se muestra dolido: «Como gallego quisiera permanecer integrado. Estuve siempre al lado de los gallegos. Vivo en la Argentina desde hace 60 años, pero tengo mis papeles como corresponde. Soy gallego y creo que deben dejarnos votar». Preguntado si está informado de lo que ocurre en su tierra, responde: «Sí, porque yo incluso soy amigo del alcalde de mi pueblo. Tiene familiares aquí y viene a menudo».

Aunque argentina, María Currais es hija y mujer de compostelanos. Recurre a la familia para justificar su crítica: «Debe quedar como estaba. Mi marido va siempre a votar. Mi familia tiene la nacionalidad, mis hijos y nietos. Mi marido tiene cuatro hermanos en Galicia. Y yo, muchos primos». En cuanto al consulado, razona, «para algunos está cerca, pero para nosotros, que estamos en provincia, queda a trasmano. Es mejor por correo».