El último ferri del río Miño, en peligro

GALICIA

La falta de fondos para asumir el dragado de su canal de navegación entre A Guarda y Caminha pone en riesgo el servicio, con más de 100.000 usuarios

03 feb 2010 . Actualizado a las 13:54 h.

El último ferri del río Miño corre el riesgo de quedar en dique seco si no se consigue consensuar una fórmula para financiar el dragado de su canal de navegación.

La alerta saltaba en A Guarda y Caminha, las dos localidades que une el Santa Rita de Cassia desde 1995 el fin de semana. Ninguno de los dos municipios puede asumir con fondos propios los más de 1,2 millones de euros que suponen al año la limpieza del canal, habilitar un depósito provisional y el traslado de la arena para regenerar otras playas. Pero tampoco están dispuestos a perder un servicio «prioritario» que, con más de 100.000 usuarios al año, sustenta el 70% de la hostelería local y numerosos puestos de trabajo

Durante diez años Caminha se encargó de esta labor. En Portugal se hacía bastante más llevadera, porque dos tercios de la arena se pueden comercializar, pero no están dispuestos a que vuelva a revertir sobre ellos la responsabilidad. Hace dos años que recae en la parte española, pero en la ribera gallega los costes se multiplican tanto que Costas abdica. «No puede asumir» más las obras para mantener el calado necesario que asegure la circulación del ferri. El jefe provincial de Pontevedra de esta dirección general dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, Cristóbal Fernández, ha confirmado que no se responsabilizarán por más tiempo del dragado.

Factura social

Las expectativas de los dos municipios siguen estando en la reunión que, según avanzó el regidor guardés, deberán promover Madrid y Lisboa para abordar la situación. Pero el porvenir del servicio se antoja cada vez más incierto mientras el malestar crece en las dos localidades, donde advierten «una factura económica, social y cultural mucho mayor que la del propio dragado».

Costas explicó que el mantenimiento del canal ha supuesto una inversión de «más de tres millones de euros en los dos últimos años». En este monto se incluye no solo la partida para el dragado, sino las de las actuaciones complementarias que comprometen aún más el proceso y no solo desde el punto de vista económico, sino medioambiental. En este apartado Cristóbal Fernández apunta tanto el posterior traslado de la arena para su reutilización como el depósito provisional.

Y las posibilidades se reducen en los dos capítulos. «El año pasado se palió el tema del depósito porque la arena se acumuló en A Armona, pero para ese espacio ya hay en marcha un plan de regeneración», avanzó, para señalar también que «es incluso más caro el transporte que el propio dragado».

Fernández manifestó que la decisión de Costas «ya se comunicó en junio del año pasado en Madrid ante la Comisión Internacional de Límites (CIL) e, igualmente, un mes después, en la Comisión Permanente Internacional del río Miño». Su resolución fue trasladada también al foro sobre el asunto promovido la semana pasada por Viana do Castelo, y en el que se evidenció el inminente riesgo para el servicio. Comerciantes, usuarios y clientes de las dos riberas reclaman el respaldo de las Administraciones «para no amputar la región ni la villa».