Todo está planificado desde hace años. La Administración mantuvo hasta hoy el minifundio de tierras y granjas en una provincia eminentemente agraria y ganadera. Y ahora el productor lácteo no puede competir con el francés, y los pocos que quedan están muriendo asfixiados por la crisis.
Pero en ese inmenso y rico rural de Lugo ya vive muy poca gente, porque durante años las inversiones públicas se planificaron en casas consistoriales, casas da cultura, polígonos supuestamente industriales y mucho asfalto. Pero hoy, esos preciosos pueblos siguen sin Internet, ni transporte metropolitano, ni guardería, ni cuidado a domicilio de los ancianos, ni instituto cercano, ni médico al lado de casa, ni taxi barato para ir al médico o a la compra. Con lo cual, el potencial del campo se marchó a vivir a la ciudad. Y casi el 15% del empleo, funcionarios.
A pesar de la supuesta discriminación positiva, montar una empresa en A Fonsagrada es mucho más difícil que en A Coruña, y por el turismo se sigue esperando. Eso sí, procurando no destrozar nada, y recordando que se come muy bien. Por tanto, todo marcha según lo planificado. La provincia se irá reduciendo a la ciudad de Lugo. Y abundarán los funcionarios.