«Levo seis anos de alcalde e aínda non firmei unha soa licenza de obra nova»

GALICIA

Negueira de Muñiz, que tiene 213 habitantes, no notó la crisis del ladrillo ni la caída de ingresos. «Isto non é Puerto Banús. Aquí non se constrúe», dice Manuel Braña, el regidor

07 dic 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

«Traballamos como unha economía de familia», explica el regidor del Concello lucense de Negueira de Muñiz, el socialista Manuel Braña Pereda, que aclara: «Nesta casa non temos tensións de tesorería». Bromea cuando se le menta la bicha de la crisis económico-financiera y el batacazo inmobiliario, y sus efectos sobre los ya raquíticos ingresos de la Administración local: «Isto non é Puerto Banús. Aquí non se constrúe. Levo seis anos de alcalde e aínda non firmei unha soa licenza de obra nova». La crisis que padecen en Negueira es la misma desde hace decenios, nada ha cambiado por causa de la difícil coyuntura global.

Emigración, envejecimiento y despoblación. Solo siete niños acoge el colegio de primaria de Negueira. Eso sí, son palabras mayores, admite. En 1930, cuando se confeccionó el primer censo en el municipio, este contaba 1.534 habitantes, hoy apenas suma 213. El descenso se debe en buena parte a la construcción del embalse de Salime, que -entre la inundación y el aislamiento que provocó- echó a aldeas enteras de sus casas en las décadas de los años cincuenta y sesenta, y llevó a sus pobladores a aceptar la invitación para colonizar el agro de la Terra Chá.

La sangría preocupa relativamente al alcalde. «Somos os que somos -zanja-, e disos me teño que ocupar». El problema, concede, es la nula expectativa de empleo remunerado existente en Negueira, donde la única empresa que crea puestos de trabajo es el Concello. «A orografía é moi esclava», proclama para evocar las empinadas laderas y los encajonados valles que jalonan el territorio. Todo es monte. Y la madera y las pendientes solo dejan espacio -y muy poco- para una agricultura y una ganadería de subsistencia.

Ni constructoras ni comercio

Por no haber no hay ni constructoras. Cuando el Concello saca a concurso una obra, los licitadores tienen que venir al menos desde A Fonsagrada y A Pontenova, o más allá. Tampoco hay comercios, y el único colmado que funcionaba cerró.

La edad de la población es alta, y el sustento de las familias procede fundamentalmente del ahorro y los ingresos de las pensiones. Hay algún oficial de albañil, transportistas, un carpintero... -que operan como autónomos; «muy pocos», reseña el regidor-, dos o tres agricultores con más de veinte vacas y un grupo de jóvenes que compraron unas cabras y trabajan en la creación de una cooperativa.

El reclamo que queda es el cartel -merecido- de paraíso natural. A ello espera que contribuya definitivamente el reconocimiento como reserva de la biosfera para Eo, Oscos y Terras de Burón, que incluye siete municipios lucenses y siete asturianos. Y la población que se puede atraer, admite Braña, es la que busque un cambio en su estresado estilo de vida, una vuelta a la tranquilidad de la naturaleza, una huida de las ciudades. Algo así sucedió a finales de los años setenta con la famosa comuna hippy que se instaló en Foxo, en varias casas abandonadas al otro lado del embalse. Es cierto que casi todos los vecinos en Negueira insisten con cierto cansancio en restar brillo romántico a aquel acontecimiento y negar que quede algo del espíritu comunal de entonces entre la media docena de viviendas diseminadas que aún permanecen habitadas.

«Foi só cousa duns meses, dun tempo breve. En canto acabou a festa -admite uno de ellos- rematou o bo rollo, a harmonía. Logo cada un marchou polo seu lado. E dos que quedamos, sexan familias ou non, uns somos okupas consentidos e os menos pagan un alquiler. Pero nós non somos comuneros, senón que vivimos como calquera outro veciño, na súa casa».

Clamando por el ADSL

Negueira no puede hoy seguir esperando -ni lo desea- un nuevo desembarco de ingenuos hippies. «A nosa pelea ten que ser un acceso de calidade ás novas tecnoloxías, e falo preferentemente de Internet, un ADSL en condicións, que co que temos hoxe vía ondas eléctricas dache tempo a comer o bocadillo mentras abres unha web», lamenta Braña, que cree que la Red es clave para poner Negueira definitivamente en el mapa.

«Non hai nada que me moleste máis que cando vou por aí me pregunten se son o alcalde de Nogueira de Muñiz, de Negueira de Piquín, de Negreira de Muñiz ou de Negueira de Ramuín. Hai que dar a coñecer á xente Negueira de Muñiz, un concello que é un dos grandes olvidados da provincia de Lugo». Mejorar Internet para los de afuera -recalca el regidor-- e «para os da casa» implantar con garantías la tecnología TDT, «que os moitos maiores precisan a televisión para pasar ben os nosos invernos largos», señala.