Las aguas residuales, las infraestructuras y la industria están a punto de colapsar el litoral de la ciudad naval, en el que se ha derrumbado la producción marisquera
12 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.El diagnóstico de la ría de Ferrol es crítico, advierten los mariscadores que faenan en ella y expertos como Victoriano Urgorri, catedrático de Zooloxía Mariña de la Universidade de Santiago. Los rellenos, la actividad industrial y, sobre todo, el vertido de cien millones de litros de aguas fecales sin ningún tratamiento cada día y durante décadas la están ahogando.
Los mariscadores y los expertos advierten de que el plazo para salvar la ría se agota. Sus aguas producían en 1997 más de 720 toneladas de marisco al año, hoy no llegan a 120. Más de mil familias dependían entonces de ese sector, y hoy apenas son 500. El furtivismo, aunque también está a la baja, sigue disparado: en el 2008 se incautaron 5.000 kilos de marisco ilegal, apenas el 10% del total, según los cálculos de las cofradías de la ría. Además de ilegal, el producto de los furtivos es muchas veces peligroso para la salud. Lo recogen en bancos afectados por los vertidos, sobre los que la UE ha impuesto fuertes limitaciones a la extracción y comercialización.
Augas de Galicia ha contabilizado 154 puntos de vertido en la ría, y al menos 70 de ellos son contaminantes. Esas cifras apenas reflejan la realidad. En el último siglo se han rellenado 2,4 millones de metros cuadrados de la ría, cerca del 10% de su superficie original. Los puentes, muelles y diques producto de esas obras han alterado todo el sistema de corrientes, impidiendo la renovación del agua. La última gran infraestructura, el puerto exterior de Caneliñas, cierra prácticamente la mitad de la entrada de la ría y aún se desconoce cuál será su impacto a medio plazo en su ecosistema.
La principal consecuencia de los rellenos y los cambios en las corrientes es que la materia orgánica en descomposición procedente de los vertidos se ha acumulado, originando grandes masas de lodo en el que solo sobreviven bacterias anaerobias. Ese fenómeno afecta a ensenadas como las de A Malata, A Gándara y Caranza, antaño ricos bancos marisqueros que hoy son desiertos de barro gris.
Acumulación de lodos
Las bacterias tardarán decenios en reciclar los lodos, que probablemente tampoco podrán ser retirados de forma artificial. Los metales pesados vertidos durante décadas por las industrias ubicadas en la ría de Ferrol (astilleros, metalúrgicas, madereras, instalaciones militares...) permanecen estabilizados en su seno. Dragar el barro podría esparcirlos, por ese motivo en la ría de Bilbao decidieron dejarlos donde estaban cuando comenzó su proceso de regeneración. Los lodos, la contaminación y los rellenos son problemas comunes a otras rías gallegas, como la de Vigo, pero la de Ferrol es la que «más ha sentido» el impacto de la actividad humana, coinciden Victoriano Urgorri y Ricardo Prego, investigador del CSIC, que del 2000 al 2002 dirigió varias investigaciones sobre la contaminación por metales pesados en la ría. Halló concentraciones elevadas de plomo, cobre, zinc y cadmio alrededor de los astilleros de Navantia, de las instalaciones militares y de la siderúrgica Megasa.
El castigo que han sufrido las aguas que bañan Ferrol ha sido enorme. Urgorri incluso ha encontrado bivalvos con conchas construidas con carbón alrededor del muelle de Ferrol donde se desembarca ese material. Sus fondos están alfombrados por ese combustible fósil.
Los científicos y los mariscadores creen que, aunque algunos daños son irreversibles, todavía es posible revertir la tendencia. «Con todo o que se lle fixo, aínda produce bo marisco», señala el patrón mayor de la ciudad naval, José Luis Estévez.
La de Ferrol es una ría única en Galicia por su estrecha salida al mar, que le confiere una gran riqueza biológica. En ella viven al menos 18 especies originales. Su supervivencia se decidirá en los próximos años.