Un tiburón irrumpió ayer en la orilla de una playa coruñesa y logró que algunas personas, después del susto inicial, se organizasen para ayudarlo a regresar al mar. De hecho, un responsable del Centro de Estudio de Mamíferos Marinos (Cemma) que acudió después a su rescate está convencido de que los bañistas le salvaron la vida: «Seguramente o animal estaba enfermo e por iso presentaba problemas de flotabilidade, pero a xente reaccionou rápido e puidemos levalo mar adentro en tempo récord».
Los bañistas se afanaron por ayudar a este ejemplar de marrajo azul, que medía casi dos metros, y que llegó a hacer amagos de atacar al verse rodeado de personas. Así lo encontraron los responsables de Protección Civil cuando acudieron a este arenal, frecuentado por nudistas. «Non é que sexa perigoso, pero viuse estresado pola situación», detalla el responsable del Cemma Juan Ignacio Díaz, que resalta que las personas se arriesgaron hasta el extremo de que incluso tocar a un escualo puede producir pequeñas heridas, porque su piel es rugosa «como una lija», según detalla el citado experto.
Los miembros del operativo pudieron hacerse con el animal e izarlo a una camilla para adentrarlo en el mar. «Nuns dez minutos soltámolo a máis de mil metros da costa e en canto se viu libre desapareceu no fondo do mar, o cal e bo sinal».
Este marrajo azul (también conocido como tintorera) es junto al tiburón del Norte una de las especies más comunes en las costas gallegas.
También es habitual que se venda en algunas lonjas gallegas, pero desde el Cemma descartan que el de ayer se hiciese daño al zafarse de algún pesquero, a pesar de que presentaba un corte en un costado. Es el segundo tiburón que se deja ver en la costa en los últimos días; hace unas semanas, un escualo peregrino pasó 10 días cerca de la costa lucense.