Desde allí se dirigieron en primer lugar hasta la sucursal de Caixanova situada en el paseo marítimo, ante la cual se concentraron. Después, los más de 150 vecinos manifestantes, según los cálculos de Santiago Pérez, acudieron al Concello de Cangas.
Una vez allí, varias personas lanzaron huevos contra la ventana de la alcaldesa, lo que enturbió la hasta ese momento pacífica protesta.