Con un coste de adquisición medio de 150.000 euros (frente a los 60.000 euros por kilómetro de colector de las plantas tradicionales), las minidepuradoras basan su funcionamiento en un tratamiento biológico de los sólidos y lodos y la desinfección de los líquidos mediante ozono que permite la reutilización de las aguas una vez tratadas. Las redes de colectores precisas para llevar los residuos a estas plantas son de carácter local y, al tener menos longitud, son mucho menos costosas.
Según los estudios de SMA, el reciclaje de las aguas tratadas en las minidepuradoras supondría en Galicia un ahorro anual de entre 140.000 y 170.000 euros para una población de 2.000 habitantes. Una urbanización deportiva de Lanzarote capta al día 250 metros cúbicos del agua necesaria para regar sus campos de golf, lo que supone el 20% de las necesidades de mantenimiento de dichas instalaciones.