Irlanda construyó en ocho años más casas que todo el Reino Unido

GALICIA

26 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Los dos hechos diferenciales del crac económico irlandés son el estallido de la burbuja inmobiliaria y la fuga de multinacionales. Como España, el vecino celta inició a principios de la década una espiral que duplicó la construcción residencial y el precio de la vivienda. En el año 2000 se podía comprar una casa en Dublín por 200.000 euros. En febrero del 2007, el precio había ascendido hasta los 430.000. En aquel momento, tanto el Banco Central irlandés como algunos de los economistas más reputados advirtieron de que el modelo era insostenible. El año pasado, la demanda se desplomó, la construcción cayó un 40% y hoy ya vuelve a ser posible ser propietario en Dublín por unos 275.000 euros. La peor consecuencia es el desempleo: el 12% de los trabajos del país dependían de un modo u otro del negocio del ladrillo.

800.000 viviendas

Irlanda, apenas cuatro millones de habitantes, construyó en los últimos ocho años 800.000 viviendas, más que todo el Reino Unido (donde viven cincuenta millones de ciudadanos). «Aquí hubo una gran desproporción, alentada en parte por la propia Administración -explica Charlie Ardagh, concejal en Dublín del gubernamental Fianna Fail-. En cada transacción, el Estado ingresaba un 10% del comprador y un 20% del vendedor. De los 50.000 millones de euros que se recaudaban en impuestos al año, 10.000 procedían del ladrillo. De la noche a la mañana, el Estado se ha quedado sin el 20% de sus ingresos».

El veterano político laborista Ruairi Quinn sostiene que la burbuja se comenzó a hinchar cuando el Gobierno redujo los impuestos sobre la renta y puso el dinero procedente de Bruselas y las multinacionales en manos privadas: «El 70% de ese dinero fue a parar a inversión inmobiliaria. La gente tenía liquidez, el banco le sugería que invirtiera en activos seguros, y desde ese momento toda la isla pasó a ser terreno urbanizable. El resultado es que hoy puedes conducir desde Dublín hasta Sligo, doscientos kilómetros al noroeste, a través de urbanizaciones fantasma, activos que ahora mismo no tienen ningún valor». En total, se estima que en el país hay 37.000 viviendas vacías. El dato es equivalente al gallego (25.000 pisos acabados y sin vender), si se tiene en cuenta que el vecino celta tiene un 55% más de población.

Más tarde, mayor batacazo

Las explicaciones de los políticos irlandeses recuerdan mucho a lo ocurrido en España. De hecho, son los dos países más afectados por el estallido de la burbuja inmobiliaria. Un constructor gallego que conoce bien la isla considera que tiene muchos puntos en común: «Hubo una gran demanda, provocada por la emancipación de la generación del baby-boom , y también mucho dinero para invertir, propiciado en gran parte por el propio Gobierno». La diferencia, explica, es que «en Irlanda el batacazo ha llegado un poco más tarde, pero ha sido más violento, porque los bancos del país están quebrados».

El descalabro está afectando también a los alquileres, que habían llegado a unas cifras desorbitadas. Este mismo constructor gallego explica que él mismo ha podido comprobar cómo han cambiado las cosas en los últimos meses: «Queríamos montar una franquicia de complementos en Grafton Street, una de las mejores calles comerciales del mundo, y en septiembre del año pasado nos pedían 500.000 euros de renta anual por una casa de bajo y tres plantas [casi siete millones de pesetas al mes]. Hace poco nos volvieron a llamar por si nos seguía interesando el negocio. Nos la ofrecen por 200.000 euros, y los seis primeros meses, gratis».