Miles de construcciones obstruyen los 30.000 kilómetros de ríos gallegos

Xavier Lombardero

GALICIA

El nuevo Ejecutivo de la Xunta deberá decidir qué destino da a este patrimonio en estado de abandono

17 may 2009 . Actualizado a las 02:25 h.

La contaminación no es el único enemigo de los 30.000 kilómetros de ríos que hay en Galicia. Decenas de miles de construcciones variopintas obstruyen unos cauces que forman, en conjunto, un patrimonio natural de enorme valor. Ocurre que buena parte de estos obstáculos levantados por el hombre, un auténtico rosario de presas y molinos, están en desuso o abandonados, toda vez que se trata de concesiones de aprovechamiento hidráulico que ya han caducado.

Recuperar esas instalaciones para el dominio público o derribarlas supone un quebradero de cabeza para la Administración si la concesión no ha expirado aún. Todo este complejo proceso jurídico es extensible también a los cientos de miles de riegos para prados que hay por toda Galicia y que fueron reforestados al cesar actividades como la agricultura o la ganadería. En el debe de los ríos figuran incluso las ruinas de unas 40 grandes centrales hidroeléctricas y una veintena de viejas fábricas de papel.

Es el caso, por ejemplo, de la antigua central de Segade en el Umia, a dos kilómetros de Caldas de Reis. Data de 1897 y la Consellería de Medio Ambiente la incluyó el año pasado en un plan de rehabilitación del patrimonio fluvial que pretendía destinar el 1% de las obras de Augas de Galicia a restaurar instalaciones industriales que ya forman parte de la historia de cada comarca.

De igual forma, se consideró prioritario rehabilitar las fábricas de luz de Sestelo (Ponteareas) y Lourizán (Pontevedra) y reconvertir la de Barxacova (Parada de Sil), cedida por Fenosa, en un albergue juvenil y centro de interpretación del cañón del Sil. Una sierra hidráulica en Cambón (Ferreiravella-Riotorto), un molino en Ribeira de Piquín, la fábrica de papel de Souto Redondo, en Lousame, o el pueblo abandonado de A Barca, en Cortegada, forman parte de este plan de recuperación de instalaciones industriales.

Sin embargo, como asegura el alcalde de Caldas de Reis, el socialista Juan Manuel Rey, con el cambio de Gobierno en la Xunta «as circunstancias son outras e seguramente non teñamos o mesmo nivel de cooperación». Por ello, ha previsto un plan alternativo con la captación de fondos europeos para sacar adelante el proyecto de rehabilitación de Segade como lo trazó el arquitecto Gallego Jorreto.

La cara amable

El futuro de estas instalaciones es la cara amable de una realidad que tiene su lado más oscuro en el enorme patrimonio abandonado que obstruye los ríos. Edificios como el de una vieja central del Eume, en A Capela, muy frecuentada por los senderistas del parque, permanecen desatendidos. Desde esta instalación se tendió en 1908 la primera línea de 33.000 voltios para dar electricidad a A Coruña. Unión Fenosa almacena algunas máquinas de esta central, que eran expuestas junto a otras 800 piezas rescatadas de los ríos gallegos en el antiguo Museo de la Electricidad coruñés. Esta colección forma parte de los fondos del museo de arte contemporáneo de Fenosa.

El nuevo Gobierno de Feijoo deberá decidir ahora qué hace con todas esas barreras abandonadas y con proyectos como el que trazó el último Ejecutivo de Fraga en la cuenca Galicia-Costa. En esta zona se preveían crear o mejorar 33 nuevos aprovechamientos hidráulicos, una iniciativa que fue paralizada por el bipartito al considerar cumplidos los objetivos de producción minihidráulica en Galicia. Del plan inicial destacaba la pretensión de levantar tres nuevas centrales en el Xallas y tres en el Lérez.