Se mide la locuacidad, el aplomo, la capacidad dialéctica y también la charlatanería. Estas son algunas de las cualidades que reunirían el líder del PP gallego, Alberto Núñez Feijoo, y la diputada socialista Laura Seara, elegidos por un grupo de 16 periodistas parlamentarios de otros tantos medios de comunicación como diputados del año, categoría en la que también compitió como finalista Fernando Blanco Parga (BNG).
Los periodistas parlamentarios instituyeron este año los premios Tribuna do Hórreo, que premian o castigan las intervenciones y las iniciativas de los electores en seis categorías. Una de ellas, bautizada como el «Minuto de ouro», distingue la proyección mediática de una frase o un hecho parlamentario. Los finalistas fueron el presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, por espetarle a Feijoo que se agarra a las estadísticas «como os borrachos ás farolas»; la popular Susana López Abella, por la acusación velada de la nevera del coche oficial de Quintana, y el nacionalista Bieito Lobeira, por proponer el eurovisivo chiki-chiki como letra del himno de España, que finalmente se alzó con el premio.
Gasto en papel
El trabajo de fiscalización de la Consellería de Cultura, desarrollado por el diputado del PP Ignacio López-Chaves, fue reconocido con el premio Labor de látigo , si bien el jurado lo reprendió por el gasto en papel que le ocasionó a la Administración. En la misma categoría competían como finalistas las diputadas Mar Barcón (PSdeG) y Carme da Silva (BNG).
El premio honorífico a toda a carreira política se lo llevó el popular ourensano Maximino Rodríguez, de 69 años, uno de los cinco diputados que se encerró en un piso para echarle un pulso a Fraga en el 2004. En esta sección también compitieron el portavoz socialista, Ismael Rego, con escaño desde 1986, y el nacionalista González Mariñas, que formó parte del primer Parlamento autonómico.
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