Betanzos precisa ayuda urgente para sacar de la ruina 114 casas de su casco histórico

GALICIA

13 dic 2008 . Actualizado a las 02:29 h.

El casco histórico de Betanzos, un conjunto único por su valor patrimonial, está enfermo. La antigua ciudad medieval, asentada sobre un castro, hogar de tres iglesias excepcionales, varios pazos e incontables ejemplos de arquitectura popular, sufre un proceso de degradación y deterioro que ya amenaza con la ruina a 114 de sus 1.800 viviendas; otras 500 precisan algún tipo de intervención, pero esas 114 han sido catalogadas por el Concello como de actuación urgente: muchas corren un serio riesgo de desplomarse.

La alarma sonó el 2 de octubre. Tras décadas de abandono, el propietario actual de la casa Gótica, una joya del siglo XV y de alto valor simbólico para Betanzos por ser la casa más antigua de la ciudad, derribó la fachada protegida argumentando «razones de seguridad». El inmueble mudó su condición simbólica: ahora encarna las consecuencias fatales de una inexplicable dejadez. El caso está en manos de la Justicia.

El pasado domingo cayeron unos cascotes de otra casa sobre la calzada. Ayer aún permanecían en el suelo, con la vía cerrada al tráfico por unas vallas de las que pendía un cartel que era pura ironía: «calle cortada por obras». Son obras, y urgentes, las que precisan muchos edificios del casco viejo. Un paseo confirma el diagnóstico: telas de protección que abrazan precarios balcones y galerías, muros abombados, cubiertas a punto de ceder y casas que un día alzaron tres plantas de las que ahora solo queda un muñón de sillares o un solar yermo. A alguna casa incluso le falta la fachada posterior. Junto a ellas, edificios que han resistido mejor el paso del tiempo o cuyos propietarios se han esforzado por mantener un estado acorde con el entorno.

¿Cómo ha llegado a esta situación un enclave monumental que además goza de la declaración de patrimonio artístico-histórico desde 1970, una distinción que no impidió su declive? El historiador Alfredo Erias, director del Anuario brigantino, cita como factores la progresiva desaparición de oficios vinculados a la artesanía, vitales en el casco histórico, además de una falta de «compensacións económicas» para los vecinos que les ayudasen a la conservación de sus propiedades dentro de unos criterios válidos para un casco antiguo. El despoblamiento, unido a la ausencia o marcha de oficinas institucionales y de gestión, echó el cerrojo a muchas puertas. Tampoco ayudaron el languidecimiento del mercado municipal ni la problemática cuestión del tráfico.

Actuaciones

Los años noventa aceleraron este proceso, pero con el cambio de siglo también se inició el proceso de recuperación. El gobierno de coalición PSOE-BNG creó una concejalía específica para el casco histórico que planteó un plan global de actuación, que incluyó una controvertida peatonalización, y en el 2003 se creó la Oficina de Rehabilitación. Betanzos suscribió también un convenio con el ministerio y la consellería de vivienda para actuaciones en conjuntos históricos. Para el período 2009-2011 está previsto invertir en diez viviendas medio millón de euros, aportados por Concello, ministerio y consellería, que también ha destinado otros 514.900 euros a rehabilitar 95 casas.

El ex concejal responsable del casco histórico, el nacionalista Xabier López, cree que solo desde una visión integral y planificada se puede trabajar por el casco antiguo, algo que echa en falta en el actual equipo de gobierno, otra coalición, PP y Cidadáns por Betanzos. «Só fixeron un catálogo de ruínas», sostiene López, quien también lamenta que el Concello haya suspendido o anulado las medidas que se habían puesto en marcha.

La alcaldía sostiene que era imprescindible analizar la situación primero para intervenir después. Su urgencia es actuar sobre esas 114 casas, pero la falta de presupuesto -tres millones solo para eliminar las situaciones de riesgo- y la lentitud de la burocracia no se ajusta a la premura aconsejable en estos casos. Betanzos no dispone de presupuesto para afrontar en solitario este proceso.

También está el problema de localizar a múltiples herederos de una propiedad y los derivados de la especulación: varias casas en manos de pocos, que no actúan en ellas a la espera de que un cambio normativo o la ruina les permitan ejecutar proyectos ahora prohibidos.

En lo que coinciden políticos, vecinos y comerciantes es en que no se debe perder más tiempo: hay que actuar antes de que sea demasiado tarde. Los muros de la casa Gótica, recubiertos de espuma aislante como si se cauterizara una herida, son un elocuente recordatorio de la gravedad de la situación.