Inspiración divina para buscar agua

GALICIA

El cura de Narahío es uno de los zahoríes más demandados, incluso a nivel autonómico, y ya ha localizado alrededor de 1.350 caudales subterráneos.

21 nov 2008 . Actualizado a las 02:16 h.

El enigma de la búsqueda de agua carece de misterio para José María Ladra López, el cura de la parroquia de Narahío (Concello de San Sadurniño), quien durante más de cuatro décadas ha ido perfeccionando una cualidad «innata» asociada al descubrimiento de fuentes subterráneas.

Como en tantos otros casos, su «don», como le gusta denominarlo, lo descubrió viendo a otro zahorí en su Vilalba natal. «Probei fortuna e comprobei que tamén se movía a vara», asegura. El tiempo, la práctica (cuenta en su haber con el hallazgo de unos 1.350 flujos en el subsuelo), el estudio de libros de parapsicología como el del padre Pilón (uno de los especialistas más veteranos del país en ese ámbito) y su convicción de que posee verdaderas habilidades para la radiestesia, una especie de sexto sentido que permite detectar energías ocultas, le han convertido ahora en uno de los zahoríes más demandados, no solo en la comarca de Ferrolterra: su certera puntería a la hora de encontrar las «venas» de la tierra ha hecho que su popularidad trascienda más allá de Galicia.

El párroco no duda en asegurar las claves de su éxito: «Unha aptitude innata, unha gran concentración e ?afirma con sorna- o non beber».

Frente a la iglesia de la parroquia, el cura explica su método, heredado del ancestral utilizado ya por los griegos, que contaban en sus expediciones con individuos especializados en geomancia para buscar minerales que les sirviesen de provecho. «So se precisan ferramentas sinxelas, como unha variña en forma de i grego, que no meu caso adoita ser de salgueiro e que debe estar verde, un cable de cobre e un péndulo».

La búsqueda del agua

José María se concentra, aprieta los brazos contra las costillas, sujeta fuerte la vara y comienza a andar. A partir del supuesto de que la presencia de agua genera un movimiento espasmódico en la rama, ésta comienza a vibrar para, a continuación, inclinarse hacia el suelo de modo que el vértice apunta a la corriente. ¡Agua! La oscilación del péndulo confirmará, posteriormente, su ubicación y el cable de cobre, orientado hacia el Norte, dará los datos precisos de la profundidad a la que se encuentra el caudal.

El párroco, aunque no se atreve a afirmar que nunca falló, sí transmite una confianza ciega, casi divina, en su fiabilidad. Además, y sobre la no siempre pacífica coexistencia con los poceros profesionales, insiste en que «ao final son eles os que veñen falar conmigo».

Debido al beneficio que reportan sus experimentos, el éxito de los zahoríes no decae a pesar de que avance el siglo XXI. Eso sí, aclara que es en épocas de sequía cuando su cotización más se eleva.