El otro «finis terrae» de Galicia

CRISTÓBAL RAMÍREZ

GALICIA

Desde el sendero que arranca del faro se divisa O Estaquín, el punto más norteño de España.

14 nov 2008 . Actualizado a las 19:18 h.

Todavía a finales de los años 80 del pasado siglo resultaba todo menos fácil llegarse hasta Estaca de Bares: la carretera desde O Barqueiro no figuraba precisamente en el capítulo de las muy transitables, así que Claudio Jerez, un canario que por entonces vino varias veces a Galicia, hizo autostop al primer y único coche que vio: una furgoneta tipo pick up con soldados de la base americana ?-que entonces estaba en plena actividad porque la guerra fría no era una broma?, que paró y lo llevó a él y a su acompañante. Así descubrió la punta más norteña de España. Así y caminando, claro, porque llegarse entonces al faro era toda una odisea.

El campamento base lo estableció en la playa de Vilela, con el desvío justo en el kilómetro tres. Por aquellos tiempos andaban ya por allí Hipólito y Carmen, dos buenas personas que habitaban la única casa que se alzaba frente al arenal. En realidad ese edificio no era, ni es, un edificio cualquiera, sino un almacén de sal de casi 300 años que esa pareja convirtió en mesón muy bonito y donde se comía realmente muy bien. En pasado, porque Carmen se jubiló y echó el candado. Una lástima.

Y por esos pagos se aventuraba Claudio Jerez con su amigo explorando el fin del mundo norteño. Vila de Bares, en el medio de tierras muy pobres y con la iglesia, no le decía nada, así que descendió día tras día hasta el Porto, con su inmensa playa y su viejo teleclub. Ascendió hasta el semáforo, un viejo edificio ligado a la navegación y que, tras haberse convertido en una ruina completa, en el siglo XXI presume de ser un hotel de esos llamados «con encanto».

Los excursionistas se llegaron al faro, no sin cierto esfuerzo porque los kilómetros pesaban. Y desde el faro siguieron el sendero que se dirigía a la punta, primero cómodo de andar, luego con precipicios a diestra y siniestra, hasta que sería empeño de locos bajar adonde batían las olas. Por otra parte, ni falta que hacía, porque el objetivo quedaba a la vista: unos arrecifes sobresalían lo que podían en medio un mar siempre bravo. Su nombre: O Estaquín Sigüeles, el punto gallego y español más norteño.

Hoy, Claudio Jerez es profesor en la Universidad de La Laguna. Quizás ni se acuerde de su estancia en Bares o en la playa de Vilela. Pero seguro que sabe que, una vez, estuvo en el otro fin del mundo.