Al menos dos años y medio de obras por delante

GALICIA

02 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Las expropiaciones de los terrenos del tramo Vedra-Boqueixón empezaron ayer, pero hay que remontarse a enero del 2003 para localizar la licitación de esta obra y la inmediatamente anterior -Silleda (Dornelas)-Vedra-. Han pasado cinco años, los suficientes como para haber reformado el proyecto y separarlo ligeramente de la mina de Serrabal como reclaman los trabajadores, y, paralelamente, estar ya en situación de prepararse para poner las vías y la catenaria.

Pero se ha perdido un tiempo precioso, tanto para conciliar los legítimos intereses de los empleados del yacimiento de cuarzo -de titularidad pública aunque la concesión pertenezca a Juan Miguel Villar Mir-, como para atender al interés general de que el tren de alta velocidad llegue a Galicia en tiempo y forma o, al menos, se puedan aprovechar los tramos terminados para ir reduciendo los tiempos de viaje por tren a Madrid.

La tardanza en encarar el problema de Serrabal pasa factura en forma de retenes antidisturbios y conflictividad laboral, pero también al conjunto de la obra de alta velocidad. Según un informe del propio Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), las obras en el tramo contiguo a la mina deberían haber empezado el 11 de julio del 2006. Esta fecha ya supone en sí misma un importante retraso, pues las obras se adjudicaron a la empresa Tecsa-Dragados en marzo del 2004.

Un viaducto y dos túneles

Sin embargo, a día de hoy todavía se están gestionando las expropiaciones en un tramo donde hay que construir un viaducto sobre el río Ulla y dos túneles, unas obras singulares que aconsejaron en su momento un plazo de ejecución de 33 meses. En realidad este es el período de tiempo que, en buena lógica, hay que empezar a contar cuando las máquinas comiencen a trabajar en el entorno del yacimiento de cuarzo de Serrabal, si es que los trabajos no sufren previsibles boicots de los trabajadores. Por tanto, dos años y medio es el plazo mínimo que restaría para terminar los siete kilómetros de plataforma entre Vedra y Boqueixón.

La paradoja es evidente: este año ya está prevista la finalización de varios tramos de la línea de alta velocidad entre Santiago y Ourense. Entre ellos, el contiguo al de la mina de Serrabal, Boqueixón-Santiago, que construye OHL, empresa especializada en obra civil que también es propiedad de Juan Miguel Villar Mir. De poco servirá que se acaben las obras en este tramo aislado, pues el justamente anterior arrastra dos años de retraso sobre la fecha en la que debían haberse iniciado las obras.

Finalmente, el AVE en Serrabal está donde nadie quería que estuviera: no hay cambio de trazado, pero tampoco avances en las obras.