La Fiscalía afirma que el avance de la construcción lleva el peligro al monte

GALICIA

16 feb 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Galicia está a las puertas de abrir la temporada de alto nivel de riesgo de incendios forestales. La Consellería de Medio Ambiente acaba de incluir, por primera vez, a marzo, como uno de los meses más críticos en cuanto a peligro de incendios, especialmente debido a la incidencia de la sequía. El fiscal especializado en materia medioambiental de Galicia, Álvaro García Ortiz, reconoce que vive con «mucha inquietud» el incremento de este riesgo, y que por ello anticipará, en coordinación con las fuerzas y cuerpos de seguridad, las actuaciones del Ministerio Público en la lucha contra el fuego.

Sequía al margen, la mala organización territorial de Galicia es el principal motivo de preocupación en cuanto a la integridad del monte que tiene el fiscal. «No es un problema de ahora, pero Galicia sufre de manera especial una falta de ordenación que genera peligros evidentes», añade. El abandono del rural y de prácticas que mantenían limpio el monte, junto «a un uso inquietante y doloso del fuego» inciden, junto a la extensión de las construcciones y urbanizaciones en el avance del fuego, a su juicio.

«Ni un metro más»

La preocupación que la extensión de la construcción está teniendo sobre el suelo forestal gallego también se acentúa desde la Asociación Forestal de Galicia. Francisco Dans, director de la organización de los propietarios de montes, asegura que el suelo forestal situado en las proximidades de las poblaciones está soportando una presión urbanística excesiva, que no cuenta con la implicación suficiente de la Administración para acotarla. «Hay parques forestales como el de Vigo, que circunda toda la ciudad, que son únicos en toda Europa y, por ello, hay que impedir que ni un solo metro más sea entregado al cemento y a la construcción. El monte no es una reserva de suelo para las ciudades, y los concellos tienen que hacerse más conscientes del valor de sus montes», recalca Dans.

La Asociación Forestal, que aplaude actuaciones reclamadas desde hace lustros, como la limpieza de los márgenes de la autopista, asegura que, en el entorno de muchas urbes, se está permitiendo la degradación del monte para ganar apoyos para su posterior urbanización. «Se permite eso y que se construyan chalés y urbanizaciones y, cuando llegan los incendios, hay que dedicar más efectivos a impedir que el fuego llegue a las casas que a auxiliar los terrenos», concluye el director de la asociación. Su colectivo reclama, por ello, que todos los concellos o comarcas cuenten con sus equipos de bomberos, «porque no se puede admitir que se deje quemar el monte porque los cuerpos creados para atenderlo tengan que estar cubriendo lo que los ayuntamientos no hacen», insiste Dans.

Más sensibilidad

Los ingenieros forestales, por su parte, inciden en la intencionalidad de quienes quieren quemar el monte más que en las condiciones climáticas que se pueden registrar. Enrique Martínez, vicedecano del Colegio Oficial de Galicia, asegura que el verano del 2006 se convirtió en un punto de inflexión respecto a los incendios forestales, «hizo crecer la sensibilidad, la preocupación y la exigencia a los políticos, y eso es bueno», mantiene. Estos profesionales advierten que mantener el monte en condiciones no significa desbrozarlo todo, «es un gasto malo y ridículo, ese dinero se puede emplear mejor en aumentar la concienciación social», asegura el vicedecano.