La Policía Nacional ha hallado en una casa de citas de Vigo el primer documento escrito de un contrato de explotación sexual, sin validez legal, mediante el cual una red de trata de blancas obliga a las mujeres que capta a prestar determinados servicios sexuales. El contrato obliga a las víctimas a realizar a sus clientes el francés, el griego o la lluvia dorada si estos se lo demandan.
En la operación fueron liberadas entre siete y ocho mujeres, la mayoría de nacionalidad brasileña. Un vigués, una portuguesa y una brasileña fueron detenidos como supuestos jefes de dicha red de prostitución y explotación sexual.
Las víctimas, mediante intimidación y coacciones, se veían obligadas a firmar dicho texto laboral con las mencionadas exigencias de servicios. El contrato también estipula una relación con la multa económica que corresponde a la mujer que se niegue a prestar alguno de los servicios que la casa le exigía hacer a sus clientes.
Este documento mercantil también estipula que las mujeres prostituidas nunca cobran dinero de sus servicios, sino que los ingresos recaen en la madama que regenta el negocio, que los reparte como ella considere más conveniente.
Sorpresa
Los expertos policiales están sorprendidos por el hallazgo de dicho documento, pues hasta ahora solo habían escuchado historias sobre su existencia, pero nunca encontraron ninguna copia por escrito.
La organización, que disponía de varias casas de citas en la ciudad, se valía de dicho contrato para presionar a las mujeres prostituidas y recordarles sus obligaciones con los clientes.
La operación corrió a cargo de la Unidad contra las Redes de Inmigración Ilegal de la Brigada Local de Extranjería y Documentación. Los tres arrestados comparecieron el pasado viernes por la noche en el Juzgado de Instrucción número 4 de Vigo y están acusados de formar parte de un grupo organizado dedicado al tráfico ilegal de seres humanos.
Los detenidos, algunos de los cuales ingresaron en prisión, son el vigués A.?P.?F.; Álex, de 40 años; R.?M.?S., portuguesa que reside en Vigo y de 27 años, y R.?B., brasileña de 38 años y vecina de Vigo.