Un abrazo
La madre de Gonzalo Novo se fue rápido a su casa, donde pudo comprobar que su hijo estaba vivo. «Abrazouno emocionada, e el tratou de tranquilizala dicíndolle que estaba ben, que non se preocupara», explicaba una vecina. Pero ya fuese por la tensión acumulada, porque el corazón de Teresa ya había empezado a fallar, o seguramente por una mezcla de las dos cosas, lo cierto es que la mujer se iba encontrando cada vez peor, y fue su propio hijo quien la acompañó al ambulatorio de Vilagarcía para que los médicos le hiciesen un chequeo. La mujer entró en el centro de salud por su propio pie, pero salió muerta. Falleció de un infarto en urgencias. Sus allegados aseguran que antes no había presentado síntomas semejantes ni se le conocían problemas graves de salud. «Só era moi nerviosa», sostienen los que la conocían.
Ayer, sus restos mortales descansaban en el tanatorio de Rubiáns. Los familiares y amigos que acudían a dar el pésame al viudo y a sus tres hijos se dirigían posteriormente a otra sala contigua en la que se velaba el cadáver de quien fuera compañero de trabajo de su hijo, Manuel Daponte Vila, y cuyo accidente mortal provocó de forma indirecta la muerte de Teresa Paulos.