A Creba, cuarenta años de dudas

GALICIA

El propietario de la isla asegura que está dispuesto a hablar sobre su futuro, que podría pasar por su inclusión en el parque nacional de las Illas Atlánticas

01 oct 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

La isla de A Creba, situada en la ría de Muros y Noia, es propiedad del empresario compostelano Emilio Penas Gerpe. Su padre la adquirió en 1966 a una treintena de personas que residían en la montaña de O Freixo. En torno al promontorio se ciernen circunstancias que, a lo largo de más de cuatro decenios, llenaron de confusión tanto la titularidad, si pública o privada, como incluso su ubicación, en Outes o en Muros. Precisamente estas dudas han alentado las ansias de algunos, ligados mayoritariamente a formaciones nacionalistas, por conseguir que este minúsculo espacio pase a ser «de todos».

Fuentes de la familia Penas Gerpe aseguran que, cuando se acaban de cumplir cuarenta años regentando el islote, ninguno de estos grupos ni de la propia Xunta se han dirigido a ellos para, siquiera, conocer las posibilidades de hacer realidad la antigua aspiración de los esteiranos. Los únicos contactos habidos fueron con los gobiernos locales de Muros; y con el actual ya han dado el paso para, por lo menos, hablar. Aseguran los dueños que no están cerrados a negociar los usos futuros de A Creba y recuerdan que incluso la Ley de Costas delimita una zona a la que ellos no pueden prohibir la entrada, lo que desmiente que no dejen acceder a nadie a la isla.

Se da la circunstancia de que la mayor parte de aquella treintena de titulares de la isla pertenecían a las familias Gerpe y Canay, por lo tanto, ascendientes en parte de Emilio Penas Gerpe, que habían heredado el terreno insular entre 1897 y 1900. Más allá de aquellos años, es prácticamente imposible determinar una propiedad que no fuese privada; se especula con que pudo pertenecer a la Iglesia hasta la desamortización de Mendizábal.

Sin embargo, algunos sectores de las poblaciones ribereñas, y expresamente vecinos de la villa de Esteiro, mantienen que A Creba fue pública en tiempos, de ahí que empleen el verbo «recuperar» cuando hablan de conseguir que pase a ser administrada por el Estado o la Xunta o que se incorpore al parque nacional de las Illas Atlánticas.

Fuentes de la propiedad aseguran que, efectivamente, a lo largo de mucho tiempo se permitió el libre acceso al islote, hasta que, en la década de los cuarenta, los entonces titulares lo prohibieron. Incluso llegaron a demandar por la vía penal a dos personas por haber recogido capazos de tojo sin autorización.

El hecho de que el juez desestimara aquella denuncia porque el procedimiento no era penal, sino de faltas, llevó a los ribereños a interpretar que el fallo ponía en entredicho la propiedad privada, por lo que se sintieron autorizados a seguir entrando en A Creba.

El actual dueño del islote está en posesión de documentos oficiales que ratifican la titularidad privada, entre ellos un certificado del secretario del Concello de Muros, fechado en marzo de 1987, que confirma que la isla denominada «Creba o Quiebra, sita en la ría de Muros y que linda por todos sus vientos con mar, no figura incluida en el Inventario de Bienes de este Ayuntamiento, con la calidad de Patrimoniales, o de otra clase».

Cuando la familia Penas se hizo con el islote era un promontorio de tojos y piedras, sin ningún valor medioambiental a la vista. Hoy, la fisonomía de A Creba ha cambiado gracias a las labores de repoblación y cuidado de pinares efectuadas por el propietario, que, a su vez, construyó una casa en los años ochenta. También empezó las obras de un pequeño puerto, que fueron paralizadas por haberse efectuado sin licencia, aunque derribarlo ahora probablemente sería más perjudicial para el entorno.