Lluvia de tiza en Meirama

Marta Valiña CARBALLO

GALICIA

CASAL

Los vecinos que viven junto a la central térmica de Fenosa no ganan para sustos. A diario sufren la carbonilla y estos días han visto «nevar» piedras blancas

13 mar 2007 . Actualizado a las 06:00 h.

A los vecinos del lugar de A Lousa, en la parroquia cercedense de As Encrobas, les llueve de todo menos millones. Sobre sus cabezas cae carbón, día sí y día también. En ocasiones, cuando los operarios de Meirama limpian la chimenea de la central térmica, unas láminas parecidas a algas secas invaden sus huertas, y hace dos años la aldea amaneció cubierta por un polvillo blanco que, según los análisis de la compañía, eran «partículas procedentes del Sáhara». Por si todo ello no fuera suficiente, esta semana los lugareños han sido testigos de una nevada de piedras de tiza. A principios de febrero, hartos de la carbonilla de la mina de Limeisa, que a diario se cuela en sus casas -y en sus pulmones-, los vecinos secuestraron durante varias horas a tres técnicos de la compañía. El lunes pasado por la noche tuvieron ganas de repetir los hechos por los que ya fueron denunciados. Pero en esta ocasión no era carbón lo que les manchaba la cabeza, sino una especie de tizas de todos los tamaños. «Pedras brancas; algunhas pequenas, outras bastante grandes, que se desfacían en polvillo cando as tocabamos», explica un testigo. ¿Un caso paranormal? «Normal non era, non, pero víase claramente de onde proviña a contaminación», contesta Rocío de la Iglesia, la concejala del BNG en Cerceda que ha estado sufriendo los males de los vecinos desde el primer día. Las tizas , aseguran, procedían de la chimenea de la central térmica de Fenosa. «Xa ocorrera o pasado mércores, aínda que non o descubrimos ata o día seguinte», dice De la Iglesia, que ayer mismo interpuso una denuncia ante la Guardia Civil, que también recogió muestras. Análisis «O primeiro día avisamos á Policía Local de Ordes e Cerceda [la lluvia blanca se registró en fincas de ambos municipios] e tamén ao Seprona. Eles e nós recollemos mostras para levalas a analizar, pero aínda non sabemos de que pode tratarse», indica un afectado. «Non sabemos se é bo ou malo; o que temos claro é que isto non é normal e, aínda que saía da cheminea, non é vapor de auga, como nos queren facer crer», añade. A finales del 2005, cuando el polvo blanco cubrió los alrededores de la central, los análisis realizados por Applus Norcontrol, empresa vinculada a Fenosa, concluyeron que se trataba de restos dejados por una nube procedente de África. Un año antes, una especie de galletas «semellantes ás que se atopaban nas praias cando o do Prestige » tiñeron de negro los alrededores de la chimenea. Entonces, el informe técnico de Medio Ambiente estableció que se trataba de «capas de hongos unicelulares con restos de arena del hormigón de la chimenea de refrigeración, arrastradas por el vapor de agua». Lo del lunes no tiene explicación, pero los vecinos ya están a la espera de cualquier excusa peregrina. «O que está claro é que podemos poñer mil denuncias e non nos farán caso, pero se a empresa se queixa rapidamente os atenden», decía un vecino, uno de los que hoy se reunirán con los responsables de Limeisa para negociar el fin de la lluvia de carbón. A su lista de peticiones tendrá que sumar las piedrecillas de tiza. Y los hongos inofensivos. Y quién sabe si alguna lluvia extraña más.