El «Ostedijk» no irá a puerto por la alarma social y la presión local

Pablo González
Pablo González REDACCIÓN

GALICIA

Imágenes aéreas del «Ostedijk»

El Gobierno da un ultimátum al armador para iniciar en un día la compleja descarga en el mar El Ejecutivo rechaza por segunda vez atracar el buque aunque admite que sería lo más sencillo

20 feb 2007 . Actualizado a las 06:00 h.

El Ostedijk se ha convertido en un barco maldito, a pesar de que no implica riesgo alguno con sus 6.000 toneladas de fertilizantes NPK triple 15. La alarma excesiva generada en torno al incidente, la presión política ejercida por algunos alcaldes y el propio contexto político -la proximidad de unas elecciones municipales- son algunos de los obstáculos que ayer confesaron fuentes gubernamentales para explicar que la opción de llevar el buque a puerto se haya descartado definitivamente. Técnicos asistentes a las reuniones del gabinete de crisis también refrendaron ayer esta tesis. «No sabemos por qué se ha generado esta alarma, que sería la propia de un quimiquero. Pero estamos ante un barco que sólo lleva fertilizantes y la opción más fácil era llevar a cabo la descarga en un puerto». La propia portavoz del gabinete de crisis, Pilar Tejo, a la sazón directora de Salvamento Marítimo, admitió ayer que se trata de la opción «más sencilla». Sin embargo, por una «aplicación estricta de las medidas de seguridad», ayer aseguró que el atraque y descarga en los muelles estaba descartada definitivamente. Este es el pacto de hierro del Ministerio de Fomento con la Xunta: evitar cualquier tipo de molestia en las zonas pobladas, que a su vez no lo quieren en sus aguas. Ante esta situación, la posibilidad de refugiar un petrolero como se planteó en su momento con el Prestige quedaría al pairo de estos prejuicios y, si es inviable en un caso mucho menos grave, la posibilidad de hacerlo con un petrolero, opción demandada por el propio PSOE en el caso del Prestige , sería materialmente imposible. Tejo, sin embargo, insistió ayer en tranquilizar a la población de Viveiro, cuyos marineros habían amenazado con bloquear la ría si se se llevaba el barco allí. Todo este contexto explica que ayer se rechazara -por segunda vez- el plan del armador para actuar sobre el buque, consistente en llevar a un puerto el buque holandés y realizar la descarga con los medios aportados por la empresa holandesa. El método de actuación, que debía presentarse antes de las 22 horas del lunes, se comunicó finalmente de forma verbal por parte del superintendente de la compañía Navigia Shipmanagement, que había acudido al remolcador Don Inda a visitar a los tripulantes. Un día negociando Tras casi una jornada de negociaciones en la torre de control de A Coruña, desde las 12.30 hasta las 21 horas, el armador presentó un plan para aligerar un buque en el mar -el plan que defiende el gabinete de crisis- que precisaba tres días para hacer acopio de medios. «Se trata de un plan que no es satisfactorio y le hemos exigido que los medios estén dispuestos en un día», explicó ayer Pilar Tejo para fundamentar el pulso con el armador del Ostedijk. «No se puede estar sin hacer nada tres días», dijo. La postura del Gobierno respecto al armador es clara: las autoridades marítimas españolas son responsables de la seguridad de la tripulación, pero la carga compete al propietario. Sobre estas premisas, la larga reunión con el representante del armador albergaba una espada de Damocles: si el plan no es considerado viable, el Gobierno acometería la descarga marítima, a pesar de que la Administración sólo puede actuar respecto al cargamento en caso de dejación o negligencia del armador, o si existe riesgo medioambiental.