La Fiscalía no detecta cambios en el perfil clásico del incendiario

Pablo González
Pablo González REDACCIÓN

GALICIA

Ni un solo indicio apunta hacia tramas, inductores o contactos entre los arrestados

09 sep 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

Después de más de sesenta detenidos y otras tantas tomas de declaración, la hipotética existencia de una trama incendiaria o de un cierto terrorismo ecológico organizado se diluye poco a poco. A día de hoy, con los datos obtenidos en pruebas testificales, declaraciones de sospechosos, informes y atestados, la Fiscalía sigue la línea de trabajo basada en el perfil clásico del incendiario gallego. Básicamente, por tanto, los detenidos durante la ola de incendios de este verano se engloban en un término único que los fiscales antiincendios gallegos denominan asocializados, que abarca las piromanías, a individuos con otros problemas psiquiátricos, a dependientes del alcohol o individuos que se hallan bajo sus efectos. También entrarían en esta categoría los que actuaron motivados por venganzas personales o por el efecto contagio o pantalla (provocan incendios por imitación, espoleados por el efecto mediático y en lugares donde se aseguran su repercusión informativa, sin motivación más ambiciosa que la simple satisfacción inmediata). No entrarían en esta clasificación aquellos que causaron los incendios por negligencia o imprudencia. No hay trama El término asocializado , explican las fuentes de la investigación, excluye casi por sí mismo -al menos con los datos de los que se disponen- la posibilidad de una conexión entre ellos que pueda apuntar, aun en su más mínima expresión, a una red incendiaria, cualquiera que sea su objetivo. El análisis de las diligencias que obran en distintos juzgados de Galicia no revela indicios de contacto entre incendiarios, ni tampoco de su hipotética connivencia con un posible inductor. Tampoco hay prueba alguna que denote que hubieran recibido o les hubieran prometido dinero a cambio de sus actos incendiarios, según confirman en la Fiscalía. Ni siquiera las personas arrestadas que formaron parte de los contingentes de extinción dieron muestras de algún estado de ánimo que se pareciera al resentimiento laboral al que se refirió la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona. Sin negar que prendieron fuego al monte en algunos casos, confesaban después que no se acordaban del porqué de su acción. Hubo incluso dos detenidos que se declararon retenes antiincendios sin serlo realmente. Testimoniales Las declaraciones de los imputados también aclararon a los interrogadores quiénes no pertenecían al perfil de incendiario con el que trabajan los investigadores. Es el caso del joven delatado por el verdadero autor del mayor incendio de Galicia este verano -Cerdedo (Pontevedra), más de 8.000 hectáreas- y también el más trágico, con dos víctimas mortales. El incendiario respondía en ambos episodios -la delación falsa y su delito- a las características referidas de los asocializados. Se le acusa de ser el presunto autor de 93 incendios en esa localidad pontevedresa desde el 2002. Paralelamente, los fiscales gallegos especializados en delitos contra el medio ambiente investigan también la presunta falta de colaboración de los alcaldes de municipios afectados, aunque tampoco en esta denuncia, aireada desde las esferas políticas, haya de momento indicios. En cambio, proliferan más las pruebas de que muchos de los detenidos recurren en algún momento al alcohol. En algunos casos se trata de personas dependientes y, en la mayoría, los autores de los incendios lo consumen de forma excesiva antes de prender el fuego, en el momento de hacerlo o después. Para los expertos e investigadores, la tendencia a provocar fuegos en las proximidades de zonas habitadas no es un fenómeno nuevo en Galicia y por sí sólo no implica la existencia de una trama. En todo caso, las pesquisas no descartan por el momento ninguna línea de investigación.