La Nueva Galicia de Chile quiere volver a ser española

La Voz ROBERT MUR | CORRESPONSAL EN CHILE

GALICIA

27 jul 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

EL alcalde de la ciudad chilena de Castro, Nelson Águila, enarboló esta semana una bandera española a modo de protesta contra el Gobierno central. El regidor también podía haber alzado la enseña gallega, ya que Castro es la capital del archipiélago de Chiloé, bautizado en 1567 como Nueva Galicia por Martín Ruiz de Gamboa, quien comandaba a los primeros españoles en llegar y, además, fundó la capital como Santiago de Castro. El enfado de Águila contra el Ejecutivo de Michelle Bachelet se debe al anuncio de que un esperado puente que uniría la Isla Grande de Chiloé con el continente podría no materializarse, a pesar de ser una de las obras emblemáticas de la Concertación (coalición progresista que gobierna Chile desde 1990). Se da la circunstancia de que esta es también la formación a la que pertenece el alcalde proespañolista. «Si no hubiésemos sido anexados a la fuerza por el Estado de Chile y siguiéramos dependiendo de España, no estaríamos tan abandonados», declaró Águila durante una manifestación de protesta que interrumpió el tránsito de transbordadores por el canal de Chacao. El proyecto del puente ya había sido bendecido por el Gobierno y las obras debían iniciarse el próximo año. Con un presupuesto de casi 500 millones de euros, el puente del canal de Chacao tendría 2,6 kilómetros y se convertiría en el más largo de Sudamérica. La obra aportaría calidad de vida a los 85.000 habitantes de estas islas, que ahora dependen del transporte marítimo para acceder al Chile continental. El gesto del alcalde ha sido criticado por políticos de todos los sectores, que lo han acusado de antichileno. Hace unos días, Águila ya colgó una bandera negra del mástil de la casa consistorial de Castro para protestar por otra desfavorable decisión del Gobierno central: la no concesión de la instalación de un casino en la ciudad. Chiloé fue el último reducto español en Chile, ya que no fue tomado por las tropas chilenas hasta 1826, ocho años después de declararse la independencia del país. Con una idiosincrasia propia, los chilotes han conservado hasta hoy gran cantidad de mitos y leyendas, algunas con meigas incluidas.