Fraga, sin calle en Almería

Mario Beramendi Álvarez
Mario Beramendi SANTIAGO

GALICIA

SIRO

El alcalde almeriense, del Partido Popular, retira la propuesta de rebautizar una avenida de la ciudad con el nombre del ex presidente de la Xunta debido a la fuerte presión vecinal

17 abr 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

La sombra de Fraga es tan extensa que ha llegado hasta las tierras de Almería, que son como las antípodas de esta comunidad: justo cuando la notoriedad del ex presidente empezaba a diluirse en Galicia, su figura ha emergido con fuerza en la misma provincia en la que el histórico líder del PP empezó a escribir su historia. Ahora que se cumplen cuarenta años del célebre baño de Palomares, Fraga ha vuelto a Almería casi sin quererlo. Hace unos días, el gobierno municipal, formado por el PP y un grupo independiente, decidió aprobar una propuesta según la cual la céntrica avenida de la Estación, una de las calles más emblemáticas de la ciudad, pasaba a denominarse Manuel Fraga Iribarne. Los dirigentes locales han fundamentado la iniciativa en la indudable relevancia histórica de este político, fundador del PP, actor principal de la transición y presidente de la Xunta durante cuatro legislaturas. Loas y homenajes Desde su retiro en el Senado, Fraga es una especie de Alfredo Di Stéfano en el PP y ha pasado a esa etapa de la vida en la que ya no descubre placas ni corta cintas, pero en la que le llueven las loas y los homenajes. La iniciativa no tiene precedentes en Almería: es la primera vez que se decide rebautizar una calle con el nombre de alguien que está vivo. Cuando Fraga fue informado agradeció la propuesta, pero comunicó a los dirigentes locales que no acudiría a la cita en la que se iba a descubrir la placa. Lo que no pudieron imaginar ni el gobierno municipal ni el propio ex presidente de la Xunta (poco amigo de alharacas) fue la reacción desatada entre los vecinos, partidarios de mantener el nombre originario de la calle. La negativa vecinal fue arropada también por la oposición socialista, que llegó a calificar la propuesta como una imposición de marcado cariz político. «Si en un momento Fraga dijo "la calle es mía", ahora podrá decir también "la avenida es mía"; como sigan con este criterio a lo mejor deciden denominar José María Aznar al Paseo o dedicar cualquier plazoleta a Rajoy, Acebes o Zaplana», argumentó con ironía la concejala socialista Pepita Navarro. El ácido cruce de acusaciones motivó una airada reacción del regidor, Luis Rogelio Rodríguez, quien denunció una actitud hipócrita y sectaria en las filas socialistas. El alcalde decidió retirar la propuesta, pero ya ha advertido de que existen varias calles en la ciudad que podrían llamarse Manuel Fraga. Paja en ojo ajeno El promotor de la iniciativa sostiene que en Almería existe ya una larga tradición de dar nombres de políticos a lugares públicos. Tal es el caso, por ejemplo, de Largo Caballero, Pablo Iglesias, Manuel Azaña, Sagasta o Blas Infante. «Los dirigentes del PSOE acostumbran a ver la paja en el ojo ajeno, pero no ven la viga en el propio», denuncia el actual concejal de Cultura, Pablo Venzal. La anécdota de esta ácida polémica, que reaviva el mito de las dos Españas, es que el actual alcalde de Almería, del PP, reside en una calle bautizada con uno de los grandes mitos de la izquierda: Dolores Ibárruri, la Pasionaria .