Franco, doctor honoris causa por la gracia de Dios... de momento

David Gippini SANTIAGO

GALICIA

BLANCO

Un particular recoge firmas a través de una página web para desposeer al dictador del título honorífico concedido en 1965 por la Universidade de Santiago

20 mar 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

El 28 de julio de 1965, La Voz de Galicia abría su edición con el siguiente titular: «Franco, investido doctor honoris causa por la Universidad de Santiago» . Junto al texto, una fotografía, la misma que ilustra esta página, mostraba al dictador recibiendo los atributos de miembro honorífico del claustro compostelano de manos del entonces rector, Ángel Jorge Echeverri. Más de cuarenta años después, aquel hecho sigue levantando ampollas, hasta el punto de que un particular ha puesto en marcha una campaña con el objetivo de que la Universidad compostelana retire el título concedido a Franco, una iniciativa sin precedentes que con toda probabilidad agitará el seno de la institución. El responsable de la idea es Francisco Xavier Redondo, bibliotecario de la Facultad de Filoloxía de la Universidade de Santiago (USC) y autor de varias investigaciones sobre la represión franquista, que ha iniciado la recogida de firmas a través de una página web (www.cansendono.net) creada a título particular. Sólo tres días después de su apertura, más de 220 personas han dado su apoyo a la iniciativa, entre ellos profesores universitarios de los que Redondo no quiere dar el nombre, aunque admite que le sorprende que hayan apoyado su idea. Pese a todo, Redondo asume la dificultad de su empresa: «Xa sei que isto non vai a ningún lado, pero penso que é importante abrir un debate e dar a coñecer un feito do que moita xente non escoitou falar». Desde su punto, de vista, desposeer a Franco de su doctorado honoris causa es una cuestión de «xustiza histórica», más aun en un año dedicado a la memoria de la represión franquista: «Hai moita xente que non quere falar destas cousas, pero o incrible é que ninguén o pensase antes; en Alemaña sería impensable que se mantivera un doctorado honoris causa a Hitler, ou a Pétain en Francia». Ciertamente, los méritos académicos del autoproclamado «caudillo por la gracia de Dios» no parecen justificar tal honor, sobre todo si se tiene en cuenta que el reconocimiento le fue concedido por la Facultad de Ciencias y que el discurso con el que acompañó su aceptación versó sobre materias tan ajenas a su formación como los plaguicidas, los antibióticos o la predicción del tiempo. Pese a todo, su padrino, y decano de Ciencias, Luis Iglesias, no dudó en equiparar la obra de Franco a «una experiencia científica biológica mediante la cual consiguió restaurar el biologismo normal de nuestra Patria, cuya vida venía siendo alterada por los regímenes instaurados desde el año 1931 a 1936». Argumentos que entonces nadie rebatió. Hasta ahora.