Los padres del Estatuto proponen una reforma sin visiones partidistas

Domingos Sampedro
Domingos Sampedro REDACCIÓN

GALICIA

Xosé Castro

Reivindican los sacrificios políticos que se hicieron en los Pactos del Hostal para lograr un amplio consenso Juzgan conveniente una revisión previa de la Constitución para «ordenar» todo el proceso

10 dic 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

El nacimiento del autogobierno gallego, y del marco legal que lo regula, está repleto de nombres propios que lo impulsaron con mayor o menor destreza. Sería injusto no reconocerlo. Pero tampoco es menos cierto que en ese listado de padre s del Estatuto deben figurar quienes hace 25 años firmaron los llamados Pactos del Hostal , donde se pergeñó el texto actualmente vigente. Cinco de aquellas personas, de ideologías muy contrapuestas, fueron convocadas por La Voz a un Café de Redacción, donde coincidieron en recomendar que cualquier reforma estatutaria se aborde desde el consenso, con altura de miras y evitando las visiones partidistas. En la antesala del encuentro, los cinco convocados se brindaron calurosos apretones, mientras se calibraban las canas y la talla de sus cinturas. Además, hubo unanimidad en felicitar al que fuera diputado de la UCD, José Luis Meilán Gil, de 72 años, por el excelente aspecto que luce. Los demás citados fueron Xosé Luís Barreiro, en representación de AP, y quienes en 1980 ocupaban la secretaría general del PSdeG-PSOE, Francisco Vázquez, del PCG, Anxo Guerreiro, y del Partido Galeguista, Luis Sobrado. En el debate se suscitaron cuestiones como las complejas circunstancias en las que se negoció el Estatuto, si es necesaria su reforma y, en su caso, cómo debería ser abordada. Sobrado se encargó se abrir juego al evocar la «visión difusa» que había sobre la autonomía en la Galicia de hace un cuarto de siglo, destacando como un gran logro el hecho de que los partidos que concurrieron en el Hostal fueran capaces de «renunciar a los objetivos» políticos que tenían para lograr un amplio consenso. De hecho, Barreiro Rivas recordó que algunas formaciones comunistas o nacionalistas, entre ellas el BN-PG (antecedente del actual BNG), «aínda estaban noutro modelo de transición». Y si Anxo Guerreiro resaltaba que el Estatuto acabó convirtiéndose en un punto de encuentro «pese aos devaneos do Bloque, que antes o rexeitaban e agora están no Goberno», Meilán aprovechó el saque para recriminar al antiguo dirigente comunista por ser «el más reticente» con el texto y resistirse hasta el final para firmarlo. Estos padre s del Estatuto están convencidos, además, de que es necesario recuperar el espíritu que presidía las conversaciones del Hostal dos Reis Católicos a la hora de abordar una reforma del actual marco estatutario. «Se necesitarán grandes dosis de generosidad, de inteligencia y de buen clima», que, en opinión de Meilán Gil, es «lo que había» en el Hostal. Con esta apreciación coincidió el alcalde coruñés, Francisco Vázquez, quien destacó que es necesario un elevado grado de «consenso entre los grupos» para abordar una reforma. Guerreiro no obvió tampoco que el proceso anterior «estivo preñado de erros» que es necesario tomar en consideración para no volver a caer en ellos. Entre esos desaciertos, Meilán apuntó uno: «Se invitó a partidos que no tenían ninguna representación parlamentaria (...) y eso fue una inexactitud histórica muy grande». ¿Pero ha llegado realmente la hora de la reforma? Sobre este punto, las opiniones son más dispares. Mientras Guerreiro consideró abiertamente que la revisión es «inevitable», Meilán, Barreiro y Sobrado se limitaron a aconsejarla con cierta distancia, en tanto Vázquez dejó entrever que no es lo más urgente en estos momentos. «Non a discuto nin lle teño medo (...) incluso a aconsellaría», dijo Xosé Luís Barreiro sobre la renegociación de las reglas del autogobierno, si bien estableció como única condición previa que se aborde primero una reforma de la Constitución para «ordenar» el proceso y evitar el «disparate». Esta opinión fue compartida por Guerreiro, que también aludió a la necesidad de alcanzar «un novo consenso» constitucional que incorpore a las nuevas generaciones de políticos. Sobrado agregó que para que la reforma se abra camino «non pode estar alleo» el partido que gobernó Galicia durante dos décadas, en alusión al PP, requisito que Meilán elevó al rango de obligatoriedad, pues el Estatuto tendrá que aprobarse por una mayoría de dos tercios. «Ahora no hay el apremio de entonces -subrayó Meilán sobre la reforma-, se puede ir con tranquilidad, con serenidad, sin caer en la pereza, pero tampoco en la urgencia excesiva». Para Vázquez, no obstante, lo primero es explicarle a la ciudadanía por qué es necesaria la reforma y, en cualquier caso, considera que no debe ser un proceso mimético con el catalán y el vasco. Es más, consideró más urgente que el Estatuto abordar «la segunda parte de la descentralización, que son los ayuntamientos». Desde la derecha en la que militaba Xosé Luís Barreiro hasta la extrema izquierda de Guerreiro, todos destacaron el avance logrado por Galicia con la autonomía. «Creo que si dejara de funcionar el autogobierno -remarcó Sobrado- sería visto como algo dramático».