La tripulación de un pesquero vigués se amotina en el Gran Sol

La Voz LA VOZ | VIGO

GALICIA

El dueño del barco, que ya navega hacia Galicia, dice que no le dio tiempo a ingresar el dinero Parte de los 16 marineros piden un adelanto de sueldo y se niegan a seguir faenando

07 dic 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

Motín a bordo. Como si de la película de Marlon Brando se tratase, la tripulación del Urgain Bat , un buque con base en Vigo de la armadora Pesquera Carbal SL, ha plantado su trabajo en pleno caladero del Gran Sol tras siete días faenando y con 150 cajas de merluza ya en las bodegas. Según explicaron ayer fuentes de la armadora, la extraña medida de presión se produjo después de que los marineros solicitaran un adelanto salarial el pasado lunes y luego de que comprobasen, al día siguiente, que no les había sido ingresado el dinero que reclamaban. José Cabral Ferro, armador del Urgain Bat , explicó ayer que su intención es adelantarles la cantidad solicitada, que oscila entre los 600 y los 1.100 euros en función de las peticiones de los marineros. Sin embargo, el empresario sostiene que la jornada festiva del martes le impidió gestionar con los bancos las transferencias en el plazo que había pedido su tripulación. Ayer, el pequeño pesquero vigués estaba ya rumbo a Vigo, adonde llegará en la madrugada del viernes, sin que hasta el momento esté claro con qué propósito llegan sus marineros y qué ocurrirá con la carga de pescado (merluza) que traen a bordo. El armador relató ayer cómo una llamada del capitán del barco a las oficinas de la empresa en Vigo le informó de que una parte de la tripulación se había amotinado, había levantado los aparejos de pesca y exigía el regreso al puerto base. Sin problemas de seguridad Cabral Ferro aclaró también que hasta el momento no ha habido problemas de seguridad a bordo: «Los amotinados están de fiesta, o eso me dice el capitán, y se han negado a trabajar». Para el propietario del Urgain Bat es el primer motín a bordo de uno de sus buques. En la actualidad mantiene operativos tres pesqueros, dos de ellos en el caladero del Gran Sol y otro dedicado al pez espada. «Desde que entré en este negocio en el año 72 -sostiene-, es la primera vez que me ocurre algo así». Hasta el momento, el empresario no ha presentado denuncia alguna por esta escabrosa odisea a bordo de su barco, aunque sí ha puesto la situación en conocimiento de las autoridades marítimas, del puerto de Vigo y de la policía nacional. Hoy explicará su versión de lo sucedido en una rueda de prensa convocada en la propia armadora.