Vuelve el hombre y es ubersexual

GALICIA

La metrosexualidad ha pasado a la historia. El último modelo de masculinidad reivindica al macho propio del prefeminismo, aunque convenientemente pulido

28 oct 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

El hombre de verdad ha vuelto para exterminar al metrosexual. Dos años después de que la agencia de publicidad más antigua del planeta, la norteamericana JWT, embadurnara de potingues a los jóvenes heterosexuales con afán de modernidad, el modelo masculino representado por David Beckham acaba de ser superado por una nueva criatura que centrifuga para mejorarlo al machote de toda la vida. Este final del 2005 será el del nacimiento del ubersexual. «Elegimos el sufijo uber -un explícito 'muy' alemán- porque significa 'el mejor, el más grande'», pontifica Marian Salzman, vicepresidenta de JWT y responsable de la idea. «Los ubersexuales son los más atractivos (y no sólo físicamente), los hombres más completos de todas las generaciones. Están seguros de sí mismos, son masculinos y estilosos». Pero no sólo esto, porque en el libro Los hombres del futuro , en el que Salzman ha vertido todas sus teorías sobre la nueva masculinidad, se presenta a este superhombre como una especie de bon vivant que entiende de grandes vinos y buenos cigarros, que disfruta de los placeres de la vida y que, por encima de todo, quiere evitar que sus observadores concluyan que es gay, una posibilidad con la que jugaban los metrosexuales, exploradores como eran de su lado femenino. ¿Machote en estado puro? Así, el ubersexual recupera muchos de los rasgos del hombre que habitaba el planeta antes del advenimiento del movimiento feminista, aunque «hay que advertir que son mucho más que machos», aclara la directiva de JWT. Años de reajuste entre los sexos tenían que dejar algún poso, que es precisamente lo que singulariza al ubersexual, un «hombre de verdad» de toda la vida, pero convenientemente pulido. Porque de este megahombre que acaba de ser definido se han evaporado varias características del estereotipo del machote en estado puro que se mostraba irrespetuoso con las mujeres, exhibía un auténtico desierto emocional y consideraba que las experiencias culturales se limitaban a las que proporcionaban el fútbol, el churrasco y las cervezas. Si el futbolista David Beckham fue el metrosexual por excelencia, ¿quién ostentaría el súmmum de la ubersexualidad? La lista oficial elaborada por la JWT la encabezan el actor George Clooney y el cantante Bono, a quienes acompañan Bill Clinton, Ewan McGregor, Pierce Brosnan o Guy Ritchie. Conviene recordar, no obstante, que este afán por clasificar a los hombres contemporáneos parte de una de las agencias de publicidad más poderosas del mundo, que consigue con esta efectiva estrategia definir un mercado en el que a continuación penetra con ímpetu. La estrategia les salió redonda cuando a sus creativos se les ocurrió parir al metrosexual, que introdujo nuevos hábitos de consumo en un ejército de hombres mucho más nutrido del que pudiera parecer, aunque inicialmente el ejercicio tuviera algo de malicioso. Porque el reto que en principio se había marcado Marian Salzman cuando en el 2003 habló por vez primera de los metrosexuales era demostrar que un rumor puede circular por todo el mundo sin que sus mentores paguen por ello. El experimento resultó un éxito. El perfil del ubersexual ha ganado en matices con respecto a su antecesor inmediato, aunque, vista la lista oficial difundida por la JWT, quizás se hayan excedido en flexibilidad. Más de un hombre estará en estos momentos intentando averiguar por qué debería parecerse a Donald Trump o a Arnold Schwarzenegger, dos de los megahombres propuestos como estereotipos de esta última clasificación. Algunos querrán seguir siendo como Beckham. DE TODO UN POCO. El perfil del ubersexual es flexible. ¿Cómo si no iba a servir para calificar a George Clooney y Donald Trump a la vez? Bono (arriba a la derecha) es otro de sus exponentes