Pena de muerte para las focas

La Voz

GALICIA

JONATHAN HAYWARD

El mundo a los cuatro vientos El Gobierno de Canadá quiere frenar el «baby boom» de la especie «harpa» autorizando una nueva matanza de 320.000 crías con el pretexto de evitar que devoren la pesca

29 mar 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

Será la mayor masacre de mamíferos desde hace décadas, denuncian las organizaciones ecologistas de todo el mundo. Pero el Gobierno de Canadá ha dictado pena de muerte para la foca harpa y la decisión es irrevocable. El Ministerio de Pesca y Océanos ha establecido una cuota de capturas trienal (entre el 2003 y el 2005) de 975.000 crías. El próximo 12 de abril comenzará la caza en las zonas heladas de Terranova, donde este año se podrán capturar 319.500 focas, el 95% de las cuales tienen menos de un año de edad. El Gobierno de Ottawa argumenta en su defensa que la caza de esta especie representa una salida económica para las comunidades nativas, indios e inuits del norte del país, y para muchos pueblos de pescadores que se encuentran especialmente afectados por el cierre de las pesquerías debido al agotamiento de los bancos pesqueros. James W. Baird, representante del ministerio en la península de Terranova y Labrador, sostiene que la explotación de las focas del Atlántico canadiense parte de un planteamiento de conservación de los recursos y de equilibrio del ecosistema. «La población en Canadá es abundante y de ninguna manera está en peligro de extinción. El número de focas se ha incrementado en varios millones desde los años setenta», dice. Pero la tesis oficial del Gobierno no se sostiene ante los movimientos ecologistas. «Lo que está reduciendo las colonias de peces es el empleo abusivo de métodos de pesca destructivos y la sobreexplotación, y no las focas», afirma Robert Rangely, director de World Wildlife, en Halifax. «La manera en que se acaba con la vida de las focas es brutal y vergonzosa: son apaleadas hasta la muerte», explica. El arma es un garrote llamado hakapik, que normalmente se utiliza para romper el hielo. Según Rangely, equipos internacionales de veterinarios que observan la caza cada año, han examinado los cadáveres de las focas desolladas, «y han descubierto que hasta el 40% son despellejadas mientras aún son capaces de sentir dolor». Su afirmación contradice al Gobierno: «El Colegio Veterinario Canadiense ha confirmado que los métodos utilizados para la captura son incruentos», sostiene James W. Baird que añade: «Los estudios demuestran que los sistemas de captura son comparables con los que se utilizan para matar cualquier otro animal doméstico o salvaje». Boicot En medio de una nueva polémica, algunos de los grupos ecologistas más activos, como Sea Shepherd, que dirige uno de los fundadores de Greenpeace, Paul Watson, han solicitado el boicoteo de productos canadienses. Pero no sólo las organizaciones ecologistas están enfadadas con Ottawa. La actriz francesa Brigitte Bardot, que en la década de 1970 encabezó las protestas contra la caza de focas, contestó con un «sois unos gilipollas» cuando un medio de comunicación canadiense la entrevistó por teléfono para recabar su opinión sobre la matanza masiva de esta especie. «He escrito durante años a todos los primeros ministros canadienses, pero no han hecho nada para detenerlo. ¡Nada!», exclamó la actriz francesa, que ahora tiene 70 años. Los grupos ecologistas están decididos a retomar la lucha contra la caza de focas a los niveles de las décadas de 1970 y 1980, en las que prácticamente se logró una moratoria a partir de 1983. De momento, Paul Watson ya ha llevado a Terranova al actor Richard Dean Anderson, protagonista de la serie McGyver, y promete que ahora se concentrará en llevar a Canadá a nombres como Sean Penn o Pierce Brosnan, que ya han expresado su oposición a la caza de focas harpa.