Enchufados al fraguismo

LOIS BLANCO

GALICIA

EXISTEN PREGUNTAS fáciles y difíciles. ¿Por qué los hombres tienen pezones como las mujeres y, en cambio, no les sirven para amamantar a nadie?

29 ene 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

Esa es una pregunta difícil, porque sólo hay una respuesta. ¿Por qué esta vez Fraga sí puede perder la mayoría absoluta? Es fácil, porque la politología aporta razones a puñados. Su edad, sucederse a sí mismo, tener su partido despegado, la sonrisa de Zapatero... y, quizá, la televisión. Los chistes sobre Fraga salen en las teleseries que ganan el TP y, esta semana, Wyoming, Buenafuente y Sardá pugnaron por la audiencia de medianoche con Fraga de comodín. Es una especie de fenómeno televisivo como en tiempos de Chiquito de la Calzada, pero del que el presidente gallego sale a diario magullado. A Fraga lo parodiaron siempre. Nunca faltó en El guiñol. Incluso protagonizó en enero de 1999 los anuncios de televisión de unas golosinas excitantes. Se le veía sesteando sentado, había un fundido en negro y aparecía el eslogan publicitario: «Si te quedas dormido, ¡Dry Café! Caramelos con cafeína». Como a alguien en la Xunta le escoció, la agencia lo retiró. Ahora es diferente, lo parodian en todas partes. Catorce millones de telespectadores (el doble que ante un partido de la selección) escucharon el miércoles pasado un chiste, bueno o malo, sobre Fraga. La cifra es científica: resultado de la suma de las audiencias de la serie española de moda, Aquí no hay quien viva, y de los nuevos programas de Antena 3 y TVE para competir con Sardá. A cuento del desuso del condón por el político autóctono, a Wyoming le salió un pareado nada esforzado: «Cuando goces de la carne, acuérdate de Iribarne». Buenafuente informó de una ola de frío como nadie recuerda salvo Fraga, «que ya estaba en la última glaciación». Y Marisa acusó en la serie de José Luis Moreno al presidente de la comunidad de vecinos de querer perpetuarse en el poder, «per secula seculorum, como el Fraga». El día anterior, martes, el presidente gallego se apareció ante otros siete millones de televidentes, que resultan de la suma de la audiencias de las imitaciones de Carlos Latre y de las diabladas -con frecuencia indocumentadas- de Pecado original. Las parodias fraguianas han de tener, a la fuerza, un impacto electoral superior a los paseos con ministros de Touriño o las ruedas de prensa de Quintana. A quienes las televisiones estatales no pueden parodiar, porque no los conocen. Como siempre, quienes van a decidir el resultado serán los gallegos que aún no saben a quién votarán, si es que votan. Gente corriente, más o menos feliz y que ve la televisión. Para los ojos de esos indecisos, al de siempre lo caricaturizan, pero los otros no existen. Por eso, aunque esta vez parece que sí va a ocurrir, a nueve meses de las elecciones el resultado aún está en estado embrionario. En esa fase temprana en la que el feto desarrolla los pezones antes que el aparato reproductor, resulte luego ser hombre o mujer.