De la euforia al accidente

GALICIA

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22 jul 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

UN AGENTE de tráfico explicaba su visión de los frecuentes accidentes que afectan a los jóvenes. Todo comienza en un lugar de copas, con un par de ingestiones de esa combinación de bebidas llamada cubalibre, que da euforia, aun sin añadir otras sustancias. De ahí se pasa a la conveniencia de cambiar de lugar para ensanchar la diversión, decisión clave porque hace necesario el uso del coche. Se inicia el viaje, y no falta el acompañante que estimula, que desea del conductor la muestra de sus habilidades, teniendo en cuenta que el vehículo es uno de tantos hábilmente publicitados para jóvenes: corto de envergadura, grande en prestaciones, potente, con el que el viajero vuela sobre la carretera, de tantas válvulas, de tal número y disposición de cilindros. Es lo malo porque tienden a coincidir fuerza mecánica e inexperiencia para dominarla. En todo caso, nada más sencillo que presionar el acelerador. Se precisaría entonces una conjunción de aptitudes y actitudes para no disparar el riesgo. Ocurre que se había deteriorado antes la buena condición psicomotora, más necesaria que nunca para evitar lo inevitable. ¿Será así que de modo tan trivial pueda llegarse a la tragedia?