«Tengo cacos en la cárcel que me llaman a casa a cobro revertido»

Montse Carneiro (montse.carneiro@lavoz.es)

GALICIA

PACO RODRÍGUEZ

Con un dilatado currículum en todo tipo de delincuencia organizada, Enrique León está considerado uno de los máximos expertos de España en la lucha contra el narcotráfico

09 may 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

Con una escoba en la mano como única arma, Enrique León persiguió a la carrera a un narcotráficante que iba soltando billetes por Cambados adelante hasta que llegó al puerto y se zambulló para intentar despistar. «Sal, que te tenemos, que no, que no salgo, que salgas, hombre, que hay aquí un agente que fue campeón gallego de natación. Nada, tuvo que tirarse el compañero y traerlo por los pelos». Peripecias como ésta, al más puro estilo Mortadelo y Filemón, y otras sin gota de gracia fueron durante décadas el pan de cada día de este policía vocacional, formado en la antigua Secreta y factótum de la lucha contra el narcotráfico en España. Todavía le pica el gusanillo hablando de aquellos años. Ahora está en Santiago, retirado de la calle, aunque su vena nerviosa y su dominio de la delincuencia organizada siguen siendo los mismos. -¿Hay riesgo de que Osama atente contra el centro espiritual de Occidente? -¡Dios mío! Para nada. Lo que hay es un dispositivo de seguridad reforzado con motivo del Xacoeo. -¿Hubo falta de previsión en el 11-M? -Alguien dijo que quién les diera a los americanos dar una respuesta policial al 11-S como se dio el 11-M. -¿Cuál fue la mayor chapuza que vio en su vida? -A cierto nivel es díficil... Un día fuimos a detener a uno a su casa de Cambados y, como no aparecía y sabíamos que no había salido de allí, subimos al fallado y lo encontramos en un depósito de agua respirando por un canuto. Salió como un garbanzo pidiendo güisqui. Y otro, que aún está cumpliendo condena, creía que aquellos coches que llegaban al cámping eran los colombianos que iban a matarlo y al verme aparecer se llevó un alegrón. Jo, señor León, qué alegría verlo, y eso que lo iba a detener. -¿Como fue lo del cerdo? -Un narco de Carril que tenía unos kilos de hachís y no tuvo mejor idea que guardarlos en el cortello. Cuando fue a por ellos se los habían comido los cerdos. Debían de tener un flipe impresionante. -¿A quién le gustaría pillar? -Hay tantos... Hay un tío listísimo que preparó muchas operaciones, tan listo que está huido todavía, se cambió la imagen y todo, que se llamaba Franky y vivía en Pontevedra. Estuvo a punto de caer varias veces, pero era muy hábil. -¿Cuál es el método para que el detenido «cante»? -Tener muchos datos para ganar su voluntad. -¿Garzón es superdotado o el resto de jueces son unos mantas? -¡Menuda pregunta! Garzón y León son colaboradores y amigos desde aquel 1990 de la operación Nécora. El comisario valora su capacidad de trabajo, su ilusión intacta y, sobre todo «que haya sido un adelantado, el primero que supo ver lo que se nos venía encima». Habla del cinismo de algunos narcos («uno al que yo había oído hablar por teléfono con los capos colombianos dijo en un interrogatorio que el único tráfico que conocía era el de la carretera, así, tan fríamente) y de los delincuentes legales «que mantienen su palabra». -¿Está inmunizado? -¡Que va! Tengo amigos en la cárcel a los que metí yo allí, que me siguen llamando y enviando cartas. Me piden ayuda y yo les llevo ropa, o dinero, o tarjetas telefónicas. Uno me llama a casa a cobro revertido. Y qué vas a hacer. Hablas con los padres, con el juez, oye, no lo metas para dentro, a ver si se rehabilita... Cosas así, claro que hay otros que son imposibles.