La competencia entre puertos abrió la espita de la privatización

Fernando González Laxe
Fernando González Laxe DIRECTOR DEL INSTITUTO UNIVERSITARIO DE ESTUDIOS MARÍTIMOS DE A CORUÑA

GALICIA

XURXO LOBATO

Los puertos han dejado de ser meros receptores de mercancías para convertirse en entes dinámicos que buscan incrementar su negocio rivalizando con la instalación vecina

17 ene 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

En los años 90 hemos observado cómo los distintos sistemas portuarios fueron siendo, poco a poco, objeto de transformaciones. La razón de dichos cambios radica en que la industria del transporte marítimo se encuentra inmersa en un entorno muy competitivo, donde el volumen de mercancías desplazadas en los últimos 25 años se ha multiplicado por dos y la estructura del transporte ha modificado su ponderación, pudiendo desplazarse casi todos los bienes y en todas direcciones, cuando antaño era muy reducida la carga transportada y poco intenso el ámbito de la circulación. Los puertos, como realidades multifuncionales y polivalentes, abordaban dos tipos de perspectiva. Como perspectiva de actividad se entendía al puerto como un local físico, dotado de infraestructuras y de servicios, que trataba de lograr la máxima eficiencia en lo que respecta a las transferencia de mercancías entre una embarcación y una terminal. Entendiendo que los movimientos y el estacionamiento de las mencionadas mercancías debieran respetar las condiciones técnicas y las exigencias demandadas por las entidades y autoridades portuarias de acuerdo con los requisitos que determinan los cargadores y los dueños de la mercancía. Área de negocios Como perspectiva de negocios, sin embargo, los puertos correspondían al lugar donde se encontraban integradas las empresas; esto es, un área de infraestructuras portuarias, un área de servicios, unos específicos sistemas logísticos, unas zonas de implantación industrial... que buscan asegurar la competitividad a los sistemas empresariales y económicos. En ambas perspectivas los puertos constituyen un importante elemento dentro de la cadena del transporte, pudiendo tener influencia en el coste final de un producto, en promover la diversificación de los tráficos y en potenciar el desarrollo del hinterland (servicio integrado) próximo. La evolución experimentada por los puertos en los últimos años del siglo XX vino determinada por la unificación de la carga, por el desarrollo del contenedor y por la modelación de los puertos, que exigían mayores calados, largos muelles y grandes terminales. Este proceso de transformación de los puertos se acelera a medida que la globalización económica se intensifica, los mercados se amplían y las transacciones comerciales se multiplican en distintas áreas, lo que permite observar una acentuación de la competencia y se asiste a un proceso progresivo de privatización, de descentralización y de desregulación portuaria. Estos rasgos son los que nos permiten advertir el hecho de que los puertos dejan de ser unos entes estáticos, solamente receptores de mercancías y pasajeros para convertirse en entes dinámicos, buscadores de cargas para transportar y distribuir y de pasajeros, e impulsores del desarrollo regional. En consecuencia, los puertos, en la actualidad, tratan de seducir a los cargadores marítimos para poder incrementar los negocios mediante el aumento de las cargas, promover el almacenamiento de bienes para su distribución posterior y como punto de intercambio de mercancías.? Función básica Por eso, los puertos son elementos esenciales de las cadenas de transporte y se les considera puntos de interconexión modal, desempeñando una función básica en el desarrollo económico local. La nueva realidad del mercado global, así como los innovadores y distintos procesos de organización portuaria sitúan a cada puerto -y por ende, a cada territorio o zona económica- en competencia con otros puertos, bien del mismo país, bien con otros ubicados en países diferentes. En ese sentido, establecer la función económica de los puertos se considera muy relevante a la hora de definir tanto la infraestructura como la estricta función de negocios. Retos De una parte, los puertos deberán responder a los nuevos avances tecnológicos en los equipos de manipulación y trasmisión electrónica de los datos. La utilización de barcos más grandes, quizás próximos a los 10.000-12.000 TEUS (contenedores de 20 pies de largo), obligarán a fuertes inversiones en infraestructuras y dragados, lo que también exigirá el mayor uso de tecnología para incrementar el volumen de manipulación de TEUS/hora y la capacidad de movilización de contenedores por muelle. De otra parte, los puertos más dinámicos ofrecerán nuevos servicios de manipulación de cargas, albergarán centros de distribución, realizarán control de inventarios e incorporarán mediante distintas operaciones un mayor valor a la carga. En suma, se incursionarán en el campo de la logística y se asistirá a una pléyade de asociaciones estratégicas entre los distintos agentes marítimos. En la medida que los puertos se convierten en un lugar de administración operan como centro de distribución y actúan como punto de transferencia de la cadena intermodal del transporte, asistimos a una aceleración de los procesos de privatizaciones o de descentralización de tareas. Las leyes se han modificado para reaccionar a los cambios en el negocio del transporte y de la gestión portuaria y observamos cómo se llevan a cabo nuevas adaptaciones a los factores que determinan la competividad y la concurrencia, tratando de responder con mayor eficiencia a la intensa competencia en el transporte (fletes, rutas...) y en la estructura portuaria (capacidad de puerto, servicios prestados, sistema tarifario...), a la vez que asistimos al establecimiento de una cierta jerarquía portuaria en razón de las opciones que cada compañía marítima y cada terminal ofrece.? Estrategias Las estrategias portuarias deben, pues, responder a estos desafíos. Los interrogantes radican en cómo definir los mencionados planes de especialización y cómo establecer los mecanismos de financiación y los términos contractuales. Es bien cierto que el capital privado es fundamental, pero no es menos cierto que también lo es el capital público. Por tanto es preciso definir con precisión las funciones de control y coordinación del sistema portuario, asegurar el bien colectivo, promover la competencia y evitar los monopolios y las situaciones de abuso dominante. La industria marítima se enfrenta a una mayor internacionalización y a unos niveles mayores de competitividad; esto es, ante un panorama caracterizado por ser más abierto y más competitivo. La progresiva liberalización y el notorio desarrollo de nuevas infraestructuras exigen enfocar las estructuras portuarias como áreas industriales, áreas de conexión intermodales, áreas logísticas y de almacenamiento, áreas comerciales, áreas de servicios, pero también áreas de bienes colectivos para sostener un desarrollo duradero y equilibrado, que evite los altos niveles de congestión y elimine los peligros de la especulación.?