Aznar se planta en el Tratado de Niza para salvar el peso de España en la UE

Domingos Sampedro
Domingos Sampedro ENVIADO ESPECIAL | ROMA

GALICIA

ANTONELLO NUSCA

Advierte de que si no se aprueba la Constitución «no van a crujir» las instituciones comunitarias Los líderes europeos inician en Roma la revisión definitiva de la Carta Magna

04 oct 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

La redacción de la primera Constitución de la Unión Europea (UE) entra en su recta final y, si nada lo impide, se firmará en la primavera del próximo año. Los líderes europeos se reunieron ayer en Roma para inaugurar la revisión definitiva del texto constitucional, encuentro que si para algo ha servido es para constatar las fuertes divisiones que mantienen los 25 Estados que integrarán la UE en el 2004. El presidente del Gobierno español, José María Aznar, dejó constancia de que será uno de los dirigentes que más luchará para modificar algunos aspectos de un proyecto que, de aprobarse tal como está, minará parte del poder político que España tiene en la Comunidad. Aznar insistió en que la futura Carta Magna debe respetar la distribución de votos en el Consejo acordado hace tres años en el Tratado de Niza, porque entiende que el acuerdo alcanzado en al ciudad francesa es fruto del «consenso político». De igual modo, el inquilino de la Moncloa retó a países como Francia y Alemania a que expliquen las «razones por las que quieren romper ese equilibrio institucional». Aunque Aznar no precisó si utilizará el veto para impedir un acuerdo que consagre la pérdida de poder de España, sí dejó abierta esta posibilidad al manifestar que las instituciones comunitarias «no van a crujir» porque no se apruebe la Constitución, pues entiende que lo que entrará en vigor será el Tratado de Niza. Exhibiendo un gesto de relajación ante los periodistas, el presidente español insistió en que «no me siento ni solo ni aislado» en esta lucha. De hecho, España ha convertido a Polonia -de tamaño y población similar- en su gran aliado, pues ambos países serían los más afectados por el sistema de doble mayoría que pretende implantar la Constitución. Pero Madrid y Varsovia no son las únicas capitales que ponen «peros» al borrador constitucional. De hecho, en la cumbre de Roma se puso de relieve que el debate divide a los grandes países de los pequeños, y a los Quince Estados miembros de la UE de los Diez candidatos a la adhesión, en temas como el reparto de votos en el Consejo, la composición de la Comisión y la referencia al cristianismo en el texto. Las posiciones están de momento tan enfrentadas que los 25 sólo estuvieron de acuerdo en firmar una declaración conjunta en la que insisten que el borrador de Constitución es «una buena base» para seguir discutiendo y que las negociaciones deberán culminar antes del junio del 2004, cuando se celebrarán las elecciones al Parlamento Europeo.