«El mar es mi suelo»

GALICIA

XURXO LOBATO

Le gusta el azar, los animales y moverse de un lado a otro; es fotógrafo por diversión: por eso no fue capaz de sacar una sola imagen del chapapote

10 ago 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

Vari Caramés no es de este mundo y por eso sus fotos tampoco lo son. No hay que darle más vueltas. Ya están sus amigos poetas, gente con la sensibilidad y el verbo afinados, para describir sus imágenes y explicar lo inexplicable. Para el resto es imposible. ¿Cómo se narra un pálpito, una evocación? Un recuerdo dormido que aparece al ver una foto y se va como viene por lo que deben de ser las fronteras del alma. Son cosas íntimas. Digamos que su fotografía es poesía, y allá lo que imagine cada cual. Él es un hombre alegre y cariñoso como un perro, juguetón, noble, a dos meses para cumplir los 50, joven y escéptico, enamorado del agua, el azar, las excursiones, y alérgico a los discursos. -Le gusta el agua. -Mucho, y la cerveza también (ríe como los tímidos, tres carcajadas explosivas y silencio otra vez). -Dice que el clima es algo interior, pero le salen unas fotos muy ajaponesadas. -Me gusta mucho aquello de menos es más. Es un reto intentar hacer mucho con poco; y esa precisión, sutil al mismo tiempo, tiene una connotación zen, sí. Pero eso lo encuentras aquí, nos movemos en una galaxia que en el fondo no es tan grande. -¿Y su intención cuál es? -Nada, la fotografía es un pasatiempo, al fin y al cabo todo es efímero, y en este tránsito yo prefiero pasármelo bien, lo que no voy a hacer es complicarme la vida. No voy de artista angustiado, no voy ni de artista, ¿me entiendes? Yo paso, si algo me hace sufrir, cambio de película, literalmente. Sólo intento transmitir otra realidad, o contarla a mi manera, más limpia, más sugerente, un espacio de ensoñación, que se te vaya la cabeza. -¿Como una fuga? -Puede ser. Bueno, hay muchas realidades, pero la de la guerra y el Prestige... Jo, yo fui incapaz de hacer una sola foto del chapapote, aún no puedo, el mar es mi suelo, toda la vida lo fue, no podía acercarme a la playa, ya estaban ellos para ningunearlo. A esta gente no le funcionó el quitamanchas, ¿que no? -La verdad es torpe. -Ya, yo ni siquiera sé conducir. Pero yo dije eso como una metáfora. La vida es un tanteo. Mira los gallegos, siempre con el depende, el según y sin verdades contundentes, pues a mí me parece que eso tiene su filosofía... Anda, acábate los calamares y si quieres hablamos de otra cosa que no sea fotografía. -Vale. -El otro día fui con unos amigos a Ferrol (nació allí y estos días expone). Fuimos en la lancha, qué maravilloso. ¿No te llama la atención lo que le cuesta a la gente moverse? Ir de Coruña a Ferrol les parece una odisea, ya no les digas que se muevan para ver mejor una foto. No sé, les gusta que le den todo comidito, y a mí que me gusta tanto moverme, conocer, cambiar, ¡coño, enriquecerse!... Y es algo que heredé: mi madre tiene un recorte de periódico que dice: «Desaprensivos paseando en ropas menores delante del Casino de Ferrol». Eran mis padres con sus amigos, que venían de cámping, en pantalón corto, morenos, todos contentiños... Qué pasa, que ahora la gente está fuera de cobertura. Estoy apagado o fuera de cobertura, ja ja ja. -¿Tiene perro ahora? -No, ahora no, sueño con una casiña en la aldea, poca cosa. Iba a tener hasta cocodrilos para verlos por allí, qué gusto. Vari Caramés se crió tirándose a rolos por los prados periféricos ferrolanos. Luego se mudaron a Coruña y lo metieron en Dominicos. «Fue un flash». Llegaron otros colegios y otras personas. La actitud no cambió. Dice que tiene una capacidad especial para que se le acerque gente rara por la calle, busca las fotos con intuición, haciéndole cosquillas al azar, y vende más en Chicago que en Galicia. Le molesta la gente gregaria y los funcionarios de la amistad.